Recuerdo, recordamos./Ésta es nuestra manera de ayudar a que amanezca/sobre tantas conciencias mancilladas,/sobre un texto iracundo sobre una reja abierta,/sobre el rostro amparado tras la máscara./Recuerdo, recordamos/hasta que la justicia se siente entre nosotros.
Rosario Castellanos
REDACCIÓN/Guanajuato, Gto. 02 de octubre de 2018.-El pliego petitorio que los estudiantes hicieron en el movimiento del 68 contenía tres ejes fundamentales: “libertad para manifestarnos, libertad para disentir y libertad para criticar el poder”. A 50 años del movimiento estudiantil aún queda mucho trabajo por hacer para defender las libertades democráticas del país.

De acuerdo al comunicado de prensa, el profesor investigador del Departamento de Filosofía de la Universidad de Guanajuato, Dr. Aureliano Ortega Esquivel, quien participó en dicho movimiento histórico mencionó que el 68 sirvió como un canal de expresión para señalar problemas graves con respecto a la política y economía de México y fueron los estudiantes quienes representaron a las clases oprimidas y lucharon en contra de la represión del Estado mexicano.
Después de medio siglo, la situación que vive el país no está lejos de la violencia, la corrupción y la impunidad, sin embargo el movimiento estudiantil fue el impulso para generar un espacio de expresión y pensamiento crítico dirigido hacia la construcción de un Estado de derecho. José Revueltas –reconocido escritor mexicano que participó activamente en el movimiento se refirió al 68 como el “inicio, por la juventud del proceso desenajenante que dará al país una historia real, por primera vez”. Al respecto el Dr. Ortega Esquivel dijo que la demanda de dialogo público con el Estado fue uno de los principios para dejar de lado la enajenación e involucrase en la cimentación de una sociedad libre y democrática.
Destacó que la comunidad estudiantil decidió entablar un dialogo público con el Estado a pesar de la represión directa que existía en ese entonces “la solución del Estado ante los problemas sociales era la represión o la corrupción, es por esa razón que la demanda de dialogo público tiene un sentido profundo pues los estudiantes no tenían nada que ocultar ante la defensa por la libertad de decir las cosas, de fomentar un pensamiento crítico”.
“A 50 años del movimiento, el Estado sigue siendo reacio a dialogar públicamente con sus antagonistas y continúan utilizándose la represión y corrupción que no dan un cause democrático o constructivo a los problemas, actualmente tenemos el caso de Ayotzinapa”. Aquí cabe la cita de Octavio Paz en la que anotó que “los estudiantes buscaban el dialogo público con el poder y el poder respondió con la violencia que acalla todas las voces.” Tanto en 1968 como lo ocurrido hace 4 años en Ayotzinapa son un ejemplo de que el Estado aún no está preparado para frenar la violencia y ejercer el derecho a las libertades democráticas.
José Revueltas escribió acerca de esa gran equivocación histórica del 68 por parte del Estado “la juventud quiere –y queremos con ella, aquellos a quienes acepta a su lado- una transformación fundamental, esencial, de las relaciones políticas, sociales, económicas y humanas de México. El régimen, por el contrario, sólo ha querido y sólo se ha propuesto corromper y desmoralizar a la juventud, para hacerla a su imagen y semejanza”.
Sin embargo el Dr. Aureliano Ortega dijo que el movimiento de 1968 fue el camino para que se abrieran posibilidades de mayor presión por parte de sus críticos al Estado y que ahora exista una mayor libertad de prensa, también debido a causas externas como el desarrollo de la tecnología con el internet.
En un texto acerca del 50 aniversario de 1968 la escritora Guadalupe Nettel recuerda que también le debemos a dicho movimiento estudiantil y a aquellos que perdieron la vida defendiendo derechos fundamentales, “la alternancia democrática, el matrimonio igualitario y la legalización del aborto en Ciudad de México. La ola actual de feminismo y la lucha LGBT, el interés por las identidades y las minorías étnicas, la pugna por la legalización de las drogas; las conversaciones más interesantes de esta época son su herencia”.
El investigador de la Universidad de Guanajuato reconoció que después del movimiento México ha cambiado bastante pero aún quedan pendientes muchas de las demandas que los estudiantes hicieron en su momento “cuando hablamos realmente de libertades democráticas tenemos que pensar no solo en las elecciones que conforman un equipo de gobierno sino en la democracia llevada a nuestros centros de trabajo, a nuestros espacios de enseñanza y con nuestra familia misma para que verdaderamente podamos construir esas libertades por las que lucharon los jóvenes en 1968”.