Todología con Maiself

¿Amlovers o Amlohaters?

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A ¡Ah, ¿con que spanglisheándonos con el titulito, eh?!

B Mientras usar el lenguaje como a uno le de la gana no esté tipificado en el Código Penal…

A Bueno, dejemos ese tema a los juristas de las Academia de la Lengua, y explíquenos ese dilema con el cual nos incita a leer este texto

B Pues es tan sencillo como decir que hay quienes a man a AMLO y hay quienes lo odian, y que esos dos grupos componen el 99% de quienes se pronuncian, desaforada o ladinamente, en las redes sociales y en los medios sobre nuestro actual presidente

A ¿Y qué onda con esa microscópica minoría del 1% restante?

B Pues son poquisísimos, ya que a AMLO o lo adoran o lo odian, con ese maniqueísmo tan acendrado en los espacios públicos virtuales o impresos. Brillan por su ausencia la evaluación objetiva y desapasionada, y los datos duros y las evidencias que sustenten los prolíficos juicios de valor

A Bueno, se entiende que los chayoteros y los botmakers lo odien, porque les pagan para ello, y que los beneficiarios de alguna canonjía prtidaria, lo idolatren por conveniencia, pero los demás amlohaters y amlovers pareciera que son movidos por un adn irrefrenable, por sus genes atávicos de fanatismo, ¿verdad?

B Así es. Y no se toman en cuenta, ni se ponderan con justeza, elementos como que la mayoría de los medios están comprados para atacarlo, ni que heredó pasivos políticos, financieros económicos y de seguridad de administraciones anteriores, cuyos efectos negativos actuales se le endosan…

A De acuerdo, pero no me saldrá usted con que es un amlover embozado que se niega a ver los errores completamente atribuíbles a él en estos cien días de su gobierno, así como la gran cantidad de dislates y vergonzosos desempeños, declaraciones y tropelías de muchos morenistas  

B Para nada. Ahí están esos saldos adversos que son en buena medida los altos costos de la búsqueda de la lealtad y el apoyo multisectorial a toda costa, de los cuales es cuando menos responsable por omisión. Sin embargo, lo medular es que no existen suficientes análisis integrales y fundamentados que justiprecien sus actos hasta ahora como mandatario. Y es por ello, por esta ausencia de que sea juzgado con los pelos de la burra en cada plato de la balanza, que prosperan, con enjundia deportiva, estas irrracionales posturas polarizadas de mediócratas, redesócratas y de acólitos de uno y otro bando, todos ellos huérfanos de la suficiente razón.