Histomagia

Navidad

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La navidad no siempre trae buena ventura, a veces, sin querer, trae nostalgia y tristeza infinitas...

Guanajuato y gran parte de las ciudades de este planeta, en estas fechas navideñas, se visten de colorido, las luces parpadean invitando a pasar el tiempo con la familia y amigos. En las casas se siente el calor de hogar que se completa con los olores de pasteles, diversidad de guisos, y de ponche con canela. Sin embargo, hay muchos seres que se la pasan solos, por eso es que buscan encontrar a alguien con quien estar en estas fechas y es cuando la magia sucede: aparecen en fotos, en videos, o incluso es común verlos puestos a la fiesta sin invitación. Justo esto le sucedió a uno de mis amigos, Pablo, Ingeniero de profesión y Premio Nacional de Ingeniería,quien siempre presumía de no creer en lo sobrenatural, lo paranormal.

Me cuenta que hace poco, festejando una de las posadas, su mamá invitó a muchos parientes a cenar tamales con atole en su casa que está por Tamazuca, en el centro de Guanajuato. Entre bebidas calientes con el típico “piquete”, los ricos tamalitos y el atole, todos se juntaron debajo de un mezquite que tiene la señora en su patio. Sentados alrededor, de repente sintieron que el frío arreciaba, la mamá de Pablo le dice que le ayude a sacar el anafre con el carbón y el ponche cerca de ellos para que no tuvieran tanto frío, Pablo le ayuda y ya todos sentado comentando el punto, se repartían los platos de tamales y el atole rápido no importaba a quién le tocase, pues faltaba hacer el cántico de pedir posada, esperar la respuesta y dejar pasar al Niño Jesús con sus bendiciones a la casa. Todos en la algarabía del momento, no repararon en uno de los tíos que estaba hasta el final de la fila, muy cerca del árbol que los cubría un poco del frío. Sólo Pablo quien de repente volteó a mirarlo fijamente, el señor le respondió con el esbozo de una sonrisa, Pablo lo saludo levantando la mano y le dijo: “¿qué pasó tío?”. El ritual estaba por comenzar, todos en tropel se metieron a la casa se dividieron en dos grupos y comenzaron a cantar. Pablo estaba paralizado, él aún no entiende por qué, viendo al señor que él estaba seguro era su tío. Pablo me dice que no sintió miedo, pero de rato, al preguntarles a los demás si habían visto al tío en el grupo, todos le dijeron que sí, su mamá fue quién le preguntó que de quién hablaba, mi amigo le contó lo sucedido y su mamá con toda tranquilidad le dijo que ese señor efectivamente era su tío, pero que había muerto hace un año en un accidente. Pablo salió corriendo al patio a ver si todavía estaba el aparecido y, en ese momento, todo quedó en silencio, pero la fiesta seguía, todo era inexplicable; el hombre que estaba de pie, lo veía a él también con una especie de añoranza, de tristeza profunda, mi amigo decidió ir con él, caminó hacia el tío y de repente vio cómo, entre más se acercaba a él, la figura del hombre se borraba de los pies a la cabeza, paso a paso Pablo borraba al hombre, mi amigo se detuvo y le preguntó que qué quería, que qué necesitaba para descansar eternamente, ya sólo se le veía su difusa su cara, sus ojos tristes. No dijo nada, sólo desapareció inefable.

Pablo sabía que estaba ante un fantasma, pero lo dejó sin habla el hecho de que su mamá le confirmara la muerte de ese familiar, que quiso pasar una vez más, este año, las navidades con sus parientes vivos, esos que ya jamás podrá volver a abrazar,pues sólo es un aparecido que añora estar vivo como cientos de seres espectrales que conviven con nosotros, aunque no los podamos ver. Ya mi amigo ahora sí cree. Ven, lee y anda Guanajuato.