Distrito Capital

En la oscuridad

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Lamentable escenario el que vivimos en materia internacional, que al igual que el libro de Antonio Pampliega, publicado hace un par de años y donde narra su secuestro por la rama de Al Quaeda en Siria, hoy me estremece conocer cómo se aplica nuevamente la política de guerra como un aparato para por un lado, incrementar la popularidad de un Presidente y por el otro, favorecer la economía estadounidense.

No está de más señalar que mi preocupación el día de hoy no está ya en el impeachement de Trump. Vaya, ni siquiera en la expulsión de la embajadora mexicana en Honduras. Ni en la inevitable escalada de precios por los factores que expuse la semana anterior (salario mínimo, tasas de interés, incremento al precio de las gasolinas). Y ya no sorprenden los discursos de la mañanera del Presidente de México, quien por cierto, ante los hechos que expondré a continuación, pronto estará anunciando como logro de la 4T el incremento en los precios del crudo. Nada más alejado de la realidad.

Puedo afirmar, en principio, que no es nada nueva la estrategia de Trump ante las próximas elecciones, de bombardear países del Medio Oriente. Vaya, lo hizo Clinton, Bush padre, Bush hijo, Obama… el trasfondo sigue siendo el mismo, el petróleo. Tampoco podemos decir que esa estrategia es suya, frente al impeachement. Ya la había realizado Clinton en el ´98, cuando el Congreso se preocupaba por la vida sexual del Presidente de los Estados Unidos, y él se preocupaba por enviar junto con el Reino Unido, bombarderos a Irak bajo la operación Zorro del Desierto, justificándose —y desviando la atención— con la crisis de armamento y la negativa del gobierno de ese país a acatar las recomendaciones de las Naciones Unidas.

No. Tampoco puedo decir que es la primera vez que Estados Unidos apoya la pacificación de un país. Ejemplos los tenemos en centro y sudamérica desde siempre (y las consecuencias que en su momento, podría haber tenido México al declarar el Donald a sus narcotraficantes como terroristas, con todas las implicaciones que esto tendría, y las decisiones que aceptó México expresadas en artículos anteriores, relacionadas al T-MEC).

La principal preocupación no es tampoco si China y Rusia se subirán al tren de la que varias voces inconscientes llaman hoy la Tercera Guerra Mundial. Nombre, si ahora con la expansión económica y el control sale más redituable vender las armas que accionarlas. Sin embargo, no hay que perder de vista el proceso de intervención de las potencias desde el siglo pasado, posteriores a aquella primera Guerra Mundial, allí sí, para destruir el Imperio Otomano y sentar las bases de los países que hoy conocemos como Medio Oriente. Y que ahora, con el asesinato del general Suleimani, invita a una integración Irán – Irak – Líbano contra Estados Unidos, y que eventualmente, favorecerá los precios del crudo en materia internacional, al limitarse su producción del mismo por motivos de prevención ante eventuales bombardeos.

Lo realmente preocupante es el actuar de los fundamentalistas en contra de Estados Unidos. Y no estoy hablando de grandes grupos como Al Quaeda, acciones detalladas en el libro En la oscuridad de Pampliega, referido al inicio de este artículo. La principal preocupación de su servidor es que precisamente, alguna célula tome este ataque como una invitación a realizar un acto atroz en contra de quien consideran como su principal enemigo, luego del izamiento de la bandera roja en Bagdad, en contra de civiles inocentes en principales lugares de aglomeración. Y allí sí, lo colateral: adiós a la carrera política del Donald.