2020: Cuarentena, ¡No son vacaciones!

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Marisela Alajandra Rico Cadena

Recuerdo ese domingo de marzo en el que yo disfrutaba de una invitación a comer y, de pronto, a la mitad de los alimentos, llega el mensaje que indicaba: “Por instrucciones federales, los alumnos no regresan a las aulas, hasta nuevo aviso”. Estamos a dos semanas y media de concluir el semestre y… no volvieron a recibir clases en su salón.

Bajo la clara advertencia de “¡No son vacaciones!” se tuvo que generar un cambio drástico en la metodología para impartir las materias.  Al principio, se pensó que sería por un lapso breve y que en poco tiempo todo volvería a la normalidad, pero al ver que día a día la situación se intensificaba y que la pandemia del COVID-19 se iba filtrando a nuestro país, el retorno a la universidad era cada vez más incierto y lejano.

Desde el inicio de la cuarentena, hubo un cambio radical para la mayoría de las personas y los que nos desenvolvemos en la dirección docente no fuimos la excepción.  El trabajo se ha triplicado en relación a cuando hay clases presenciales.  Es todo un reto diario, de catedráticos y administrativos, lograr la atención de los alumnos a través de las plataformas por las cuales se les está dando seguimiento a cada uno de los programas académicos, con la finalidad de que los estudiantes no pierdan una sola sesión y concluyan satisfactoriamente el curso. Nos queda claro que no podemos llevar la escuela a la casa, pero sí el aprendizaje.

El trabajar desde casa, contario a lo que se pudiera pensar, no resulta tan cómodo.  Si bien es cierto que estamos en un espacio agradable y seguro para nosotros, hay muchos factores que intervienen para no poder realizar nuestras actividades laborales tal y como estamos acostumbrados.  Para empezar, no tienes un horario definido; puedes establecer un tiempo determinado para tu trabajo administrativo, pero los alumnos y maestros se  comunican a cualquier hora del día para solicitar información o para buscar solución a un contratiempo y hay que dar atención inmediata.

Por otro lado, estar en casa no significa que puedes andar desarreglada.  Hay que estar limpios y presentables desde temprano, pues no sabes en qué momento tienes que ingresar a una reunión por videollamada, aparte de las que ya están agendadas durante el día.

Me preguntan, ¿cómo estás viviendo la cuarentena?  Y mi respuesta es clara: Trabajando, porque no son vacaciones.  Tenemos que hacer todo lo necesario para que los alumnos adquieran los conocimientos de cada asignatura.

Así transcurren mis días entre muchas videollamadas, infinidad de mensajes de whatsapp, correos electrónicos, un sinfín de trabajo administrativo, además de impartir clase. Podría decir que, ni siquiera hay fines de semana “normales”, pues sábados y domingos también realizamos actividades laborales, aunque en menor escala.

Lo que estamos pasando es un parteaguas en la vida de todos y, ojalá que lo tomemos como experiencia y no sólo como vivencia, de lo contario, no habremos tenido un aprendizaje.

Aunque diario veo a mis alumnos, maestros y compañeros de trabajo a través de la pantalla, no hay nada como esos momentos de platicar con ellos en los pasillos, escuchar el bullicio de los jóvenes y estrechar la mano de los amigos.  Ninguna tecnología cambia la calidez de la cercanía humana.

¿Cuánto tiempo falta para regresar a nuestra universidad?, no lo sé.  Pero sé que ese regreso será fantástico y sabremos valorar cada momento de nuestra estancia ahí.

Siempre he dicho: debemos buscar y propiciar los buenos momentos porque los malos llegan solos y esta cuarentena es una buena oportunidad para hacerlo.

Marisela Alejandra Rico Cadena. Coordinadora de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación y Relaciones Públicas, en la Universidad Santa Fe. Conductora del programa radiofónico «De doce a una» de Radio Santa Fe de Guanajuato. Se ha desempeñado como docente en diversas instituciones. Ex conductora del informativo Fl Noticias, de la Fl.