El espacio de Escipion

El Día D+1 mexicano de la pandemia

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Felipe León López

Foto Eulixe[*


“La normalidad” no llegará el 15 de mayo ni el 01 de junio del año en curso. La normalidad no será la misma, porque el impacto de la pandemia atravesó todo el espectro de nuestra vida cotidiana, sin importar nuestra posición económica, edad, sexo, actividad o nivel educativo.

Para cuando creamos que el aprisionamiento colectivo ha llegado a su fin, la nueva realidad habrá de golpearnos de lleno en nuestra conciencia porque nada será igual, la cotidianidad habría entrado en una fase inicial de sanitización prolongada en todos los espacios y lugares públicos, de cuidados extremos y desconfianza en la convivencia, en la movilidad y el tránsito de un territorio a otro, pues desde ahora sabemos que el riesgo de un rebote de la pandemia está latente. La industria bioquímica y la seguridad sanitaria tendrán amplio camino para explotar esta nueva situación (desde filtros, arcos de sanitización y detectores de temperatura, entre otros).

Las actividades dañinas y los goces de nuestras vidas tenderán a ser apreciadas de manera muy diferente, entonces tendremos el reto de haber aprendido a respetar la naturaleza o despreciar la lección y continuar con la depredación interminable. Las políticas públicas para el cuidado del medio ambiente tendrán que aplicarse a fondo para que este respiro planetario no se acabe pronto.

El cálculo de pérdida de empleos, de alrededor de 350 mil plazas en tan sólo tres semanas, según la Secretaría del Trabajo, crecerá más, aunado a cifras oscuras de caída del subempleo, además del efecto de las nuevas políticas patronales para la contratación a partir del análisis del teletrabajo, de las reuniones remotas, del costo/beneficio para no tener a la gente en centros laborales si éstos pueden rendir lo mismo desde sus casas. 

A nivel individual y colectivo daremos un salto cualitativo para mirar al poder público, pues tenderemos a ser más críticos, más incisivos en la búsqueda de explicaciones y “verdades” sobre lo que pasó, lo que no pasó y aquello que podría pasar. Estas dudas y sus respuestas serán los factores que más pesarán en la credibilidad del discurso político y, por ende, en las simpatías, rechazos o repudios a ciertas prácticas ocurridas durante la etapa inicial y más crítica de la pandemia, como ya lo registra Massive Caller, Mitofsky y otros estudios de opinión.

De hecho, tanto en México como en otros países, debería entenderse que el mapa político y sus actores ha cambiado, para bien o para mal. Los que quedaron pasmados, desdeñando la pandemia y hasta minimizando las muertes, así como aquellos que impusieron “toques de queda” para hacer notar su autoridad, habrían perdido ya cualquier nueva oportunidad, y los que operaron a tiempo, con responsabilidad y credibilidad, pudieron saltar y tener mejor contacto con los ciudadanos. A pesar de que en este momento la población mexicana no piensa en elecciones, no cabrá duda que el 2021 tendrá nuevos actores más allá de los reflectores y protagonismos.

El ejercicio del poder también tuvo cambios. Ocurre y se prolongará, como si fuésemos personajes de la orwelliana “1984”, teledirección de nuestras vidas, tanto por los canales de comunicación electrónica como los digitales, permitiendo la consolidación del uso de nuevas plataformas para la interrelación de gobierno-ciudadanos, educador-educandos, proveedor-consumidor, formador de opinión- consumidor crítico, entre otros.

Lo riesgoso es que dichos cambios también fueron asumidos por los grupos criminales al ampliar el uso de dichas plataformas para sus mensajes y han aprovechado la pandemia para regalar “ayuda” en algunas regiones de Tamaulipas, Zacatecas, SLP, Michoacán, Veracruz, Guerrero y Estado de México, ante la ausencia de una estrategia gubernamental para neutralizar la “acción social” de la delincuencia, que busca ampliar sus bases de apoyo y prepararlos para lo que sea: bloqueos, agitación, confrontación o incidir en elecciones.

La circunstancia del país no cambiará en el corto ni el mediano plazo. El 2020 será un año negativo según los principales organismos financieros nacionales e internacionales como se observan con las expectativas de contracción del Banco de México, los datos de caída del PIB del INEGI y escenarios de recuperación previstos por la Organización Mundial de Comercio. [1]

En el gráfico de la OMC del 8 de abril de 2020[2] se analiza que, con las hasta ahora medidas tibias para paliar la crisis, el gobierno mexicano enfrentaría el escenario catastrófico “Forma L”, pero quizá levantándose para el 2021 si reacciona con otras fórmulas que permitan levantar la economía.

Sin embargo, más allá de las cifras negras de la macroeconomía, quizá también se inicie un debate serio de qué requiere el mundo, y México en particular, para enfrentar las demandas de salud, empleo, liquidez, sustento diario de alimentos y hasta de esparcimiento y entretenimiento.

Se han planteado diversos modelos de solución y se ha citado al cansancio que vamos para un Plan Marshall o a un “New Deal” de Franklin Delano Roosevelt, ese programa estadounidense para recuperar a su país de la gran depresión y que consistió en aumentar el gasto público para recuperar el sistema financiero, regular la libre empresa y, sobre todo, asistir al gran número de desempleados», como lo cita Mundo Olivier Accominotti, profesor asociado de historia económica en la Escuela de Economía y Ciencias Políticas de Londres (LSE).[3]

En otro contexto, llama la atención el modelo holandés[4], impulsado por 170 académicos de este país y el cual está basado en el decrecimiento a partir de cinco grandes ejes que citamos literal:

1. Pasar de una economía enfocada en el crecimiento del PIB, a diferenciar entre sectores que pueden crecer y requieren inversión (sectores públicos críticos, energías limpias, educación, salud) y sectores que deben decrecer radicalmente (petróleo, gas, minería, publicidad).

2. Construir una estructura económica basada en la redistribución. Que establece una renta básica universal, un sistema universal de servicios públicos, un fuerte impuesto a los ingresos, al lucro y la riqueza, horarios de trabajo reducidos y trabajos compartidos, y que reconoce los trabajos de cuidados.

3. Transformar la agricultura hacia una regenerativa. Basada en la conservación de la biodiversidad, sustentable y basada en producción local y vegetariana, además de condiciones de empleo y salarios agrícolas justos.

4. Reducir el consumo y los viajes. Con un drástico cambio de viajes lujosos y de consumo despilfarrador, a un consumo y viajes básicos, necesarios, sustentables y satisfactorios.

5. Cancelación de la deuda. Especialmente de trabajadores y poseedores de pequeños negocios, así como de países del Sur Global (tanto la deuda a países como a instituciones financieras internacionales).

Es un hecho que las secuelas económicas, sociales, de seguridad, salud pública y políticas del COVID-19 son en parte el resultado del modelo económico neoliberal, por lo que el mundo entraría en este debate para reorientarlo o cambiarlo por uno más humano, en que se anteponga el interés por las personas y sus bienes que por la depredación mercantilista de las sociedades.

Los planteamientos del modelo holandés podrían dar luz a varios de los promotores de una nueva economía y una nueva oportunidad para que caminemos juntos en un esquema distinto, porque sin duda que los países de la región de América Latina enfrentan las deudas a organismos financieros como FMI o BM, que inyectaron capital a sus países para irónicamente “estabilizar sus economías” mientras crecía la desigualdad y deuda social.[5]

En resumen, la crisis de la pandemia atravesó de arriba abajo, en horizontal y en vertical y el Día+1 mexicano de la pandemia no llegará mañana ni en un mes ni siquiera este 2020, ese día estará ubicado en el 2021 y entonces podremos imaginar un mundo y un país distinto para enfrentarlo.

* https://www.eulixe.com/articulo/foto-del-dia/covid-1984/20200423134249019168.html

[1] https://www.elfinanciero.com.mx/economia/pib-de-mexico-se-contraera-9-6-este-ano-estima-credit-suisse

[2] https://www.rtve.es/noticias/20200408/omc-estima-caida-del-comercio-mundial-entre-13-24-coronavirus/2011726.shtml

[3] https://www.bbc.com/mundo/noticias-52308022

[4] https://www.elclarin.cl/2020/04/23/holandeses-avanzan-en-el-escenario-pospandemia-y-proponen-un-modelo-economico-basado-en-el-decrecimiento/

[5] Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la pobreza aumentó de forma marcada entre 1980 y 1990, y se produjo un deterioro en la distribución de ingresos, que aumentaron los índices de desigualdad, revirtiendo avances logrados en los años previos de la crisis. Tomado de:  https://www.lanacion.com.ar/economia/de-gran-depresion-al-estallido-2008-como-nid2356498