Solo tenemos ventas del 3 por ciento, afirman comerciantes del Mercado Hidalgo

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Guanajuato, Gto.-A pesar de que el impacto económico del coronavirus no se nota a primera vista en las inmediaciones del centenario Mercado Hidalgo, en Guanajuato capital, al interior la imagen es todo lo contrario.

Afuera varios puestos de mariscos, fayuca, pelis piratas, herramientas, plantas y flores, y alguna cumbia a bajo volumen, dan la impresión de que ya llegó la nueva normalidad y que casi es igual a la vieja normalidad, pero solo es una fachada.

Uno de los comerciantes  de adentro del centro de abasto suelta un dato contundente: solo unos 25 comerciantes de un total de 250 que tiene el mercado, son los que están abiertos, correteando la chuleta o al menos la tortilla o lo que alcance, porque no hay clientes que atender.

Encima se queja de que ninguno de los tres niveles de gobierno (Federal, estatal o municipal) se ha hecho notar con “los apoyos que dicen que están dando” y que solo ven que se anuncian  en los medios de comunicación, porque a ellos no los ha visitado nadie.

¿Cuánto tiempo llevamos platicando y cuántos clientes han venido? Interroga.

“No me da pena decírselo, pero la semana pasada, hubo un día que solo vendí 30 pesos”.

¿Y cuánto es lo que vendía en un día normal antes de la Pandemia?

Pues para que convenga y todo el día, tenía una venta de unos mil 500 pesos, para sacar el pago de los dos empleados y yo.

¿Se cayeron las ventas entonces al 90 por ciento?

No al 90, sino al 97 por ciento, estamos vendiendo el 3 por ciento de lo que vendemos normalmente, enfatiza y lanza una mirada a los puestos que siguen abiertos, principalmente carnicerías, cremerías, otros puestos con venta de frutas  y de comida del día, que a veces no acaban de vender.

La música sin embargo, suena como todos los días en el mercado, lo que se ha apagado es el bullicio y los gritos de los propios comerciantes “¡qué va a comer!, ¡Pásele Marchante!”, “Acá tenemos tacoooos!”.

El comercio, el dinero y la salud, “son muy democráticos”, pero sobre todo el Comercio, asegura el comerciante que pide el anonimato, (por  la mera precaución de que llegaran los apoyos y también alcance, no vaya a ser que lo dejen fuera por quejumbroso). “Cuando el dinero circula, circula para  todos y cuando no hay, no hay para nadie. Ahorita estamos mal todos y no se ve ninguno de los apoyos ni del gobierno federal, ni estatal ni municipal”.

Además asegura que aquí como en todos lados siempre hay líderes que abusan de los demás y  “a ellos son los que buscan los políticos, para que les hagan el trabajo sucio, pero en lugar de hacerlos quedar bien con la gente que trabaja, los hacen quedar mal”.

En el exterior del ala sur del mercado donde están los puestos en la calle,  el comerciante asegura que solo 7 u 8 personas tienen permiso de vender,  mientras que el resto de los puestos se los rentan esos mismos líderes. 

Además,  los comerciantes dicen que la gente del gobierno municipal no está haciendo las cosas bien. Por ejemplo,  comentan que les envían  a personal de salud del municipio que se hace pasar por Salubridad, y sin mostrar ningún tipo de identificación y menos algún oficio, les da instrucciones, solo de palabra, con la amenaza vedada de la sanción si no se cumple.

“Nada se entrega por escrito, todo es verbal; realmente las autoridades no están haciendo bien su trabajo y en eso se nota el doble, en tiempos de crisis”.

Afuera, a los boleros también les ha ido “de la cachetada”, porque nadie asea ni lustra sus zapatos cuando hay otras prioridades, porque las oficinas están cerradas, y ¿quién acude?, no hay gente en la calle, aunque dicen que ya para el lunes entrante se van a poder levantar la cuarentena, dicen.

Uno de los boleros más viejos, explica que de unos 12  trabajadores  que se ponen solo están al pie del cañón, –o mejor dicho del cajón de bolear– unos 6 o 7 de fijo y lejos de atender a un promedio de 6 o 7 clientes diarios de a 25 pesos  cada uno, pero hay jornadas que no atienden a nadie, y ya se quedaron sin tortillas ese día.

Ellos al igual que muchos empresarios de a de veras o de postín, piden que alguien les pellizque, para despertar de esta pesadilla.