El Laberinto

Amor contra amistad

Compartir

A todos mis amigos

Se acerca el día del amor y la amistad  y más allá de las críticas habituales contra su horrorosa mercadotecnia y los gastos que genera por presión social, para convivir y demostrar amor, saturando los restaurantes, las tiendas y los hoteles de paso, en esta ocasión quisiera ir más hacia la contraposición que hacemos de los conceptos de amor y amistad que tenemos  y sus repercusiones, que no son solo de una fecha.

Desde el nombre mismo de la celebración (y durante la vida misma) se está jerarquizando, primero el amor y luego la amistad y esto significa que pasemos la vida buscando a nuestra media dejando que los amigos sean relaciones secundarias e incluso transitorias: mientras estoy soltero, mientras estudio o trabajo en un lugar determinado, mientras tengo ganas de salir a divertirme o necesito ayuda. Tomando en cuenta este primer punto, entonces, entre más jóvenes comencemos a tener pareja o entre menos tiempo pasemos solteros disminuirán nuestra posibilidades de hacer amigos.

Al ser el fin último de nuestros esfuerzos, las parejas se convierten en nuestros dueños y posesiones, en los depositarios de toda nuestra felicidad, de todas nuestras ansiedades, visto así no son raros los celos de todo tipo; contra las amistades de la pareja si son del sexo opuesto por representar un potencial peligro y si son del mismo sexo por creer que “le quitan tiempo”, que le encubren o que “le meten ideas”. Peor aún en casos extremos también se tiene celos de los propios amigos o familiares por ser “competencia”. ¿En que deriva esto? Pues en aislamiento y mayor intensidad en cuanto al apego que se genera con la pareja, en la falta de crítica o apoyo, en la escasez de ideas o cosas nuevas.  

Para ser amigos no se necesita tener atracción,  planes de vida en común,  estar en el mismo rango de edad o momento vital, tampoco completa disponibilidad ni planes de ser exclusivos, aunque todos estos rubros enriquecen estas relaciones, tan solo es necesario tener tolerancia y respeto. Visto así prácticamente cualquiera que no atente contra aquello que cada uno de nosotros considera valioso en el mundo ni tenga intenciones de dañarnos a nosotros puede ser nuestro amigo y podemos tener tantos como queramos, sin que esto represente un problema para nadie. A su vez pueden configurarse en redes y potenciarse entre sí.   

Sin idealizar la figura, pues también existen los falsos amigos, los seres tóxicos o aquellos que tan solo te hunden y destruyen bajo una bella sonrisa, es un tipo de relación muy grata, de adolescente siempre me intrigó como había adultos que podían vivir sin amigos y ahora de adulta me pregunto qué clase de personas van a ser esos adolescentes que por estar enganchados en relaciones románticas desde muy jóvenes, nunca los tuvieron.

Tener pareja es genial, siempre y cuando nos sume en nuestro entorno y no nos aviente a la soledad, siempre que quiera que crezcamos de modo individual y no sea una cuestión de canibalismo de un miembro a otro. Creo que hace falta que nos digan que antes de ser nuestra pareja, tendrían que ser nuestros amigos, es a única forma de reconciliar ambos conceptos.