El Laberinto

Arqueología del ser

Compartir

Alguna vez se habrán encontrado con un viejo amigo, con el que por circunstancias ya no trataron o con una libreta que hace mucho tiempo que no tocaban o con una lista de música que se quedo atrapada en algún dispositivo, sintiendo que están volviendo a conocer a su yo del pasado, ese que platicaba con aquella persona, ese que escribió en la libreta, ese que bailaba las canciones y se siente bien.

Pero no siempre es tan grato, tal vez, un día un estimulo vago los regresó al pasado, evocando  miedo o tristeza o ese nudo en la barriga, que no se debe a una dieta de aquellas que harían que cualquier especialista en la salud quisiera arrancarse el cabello, si no a algo que creíamos enterrado en el pasado y que de pronto nos brinca como un muerto viviente para meternos un susto de los mil demonios y demostrarnos que no somos tan buenos como creíamos para enterrar.

Y he ahí el término que necesitaba para hilar este nostálgico desvarío: ¡ENTERRAR! Queda enterrado lo que nos desagrada, lo que nos lastima o avergüenza,  tal vez de un modo inconsciente, por protección, pero también por mera dinámica de vida, que nos pide avanzar sin entretenernos mucho en saber a bien para donde, así junto a aquello que queremos olvidar quedan prácticas, gustos o personas que nunca atentaron contra nosotros pero que de todos modos cayeron en el desuso y en el olvido, lo macabro aquí, es que como cuando no separamos la basura, todo se pudre y además ni siquiera nos queda el consuelo de que se desintegre correctamente y se queda ahí, esperando a que cualquier picotazo desacertado destape el desastre.

Curiosamente, nuestra memoria funciona como la tierra formando estratos geológicos, es decir, encimando capitas que se van cubriendo entre sí y ocultando lo más pequeño, si pensamos en que sacar objetos de la tierra, cuando estos son una creación humana y cuando se tiene por objetivo conocer la historia, en este caso personal, entonces nuestro método correcto extracción de esos objetos, para que entendamos su significado o su valor o sus consecuencias es la arqueología.

De ser así, lo más importante es el contexto, la relación que guardan los objetos entre si y el periodo temporal al que pertenecen. Puede llegar a ser una experiencia interesante aquello de retomar, si nos es posible, aquello que nos hacia felices pero seguro que es sanador reconocer lo que no y verlo en su justo lugar, es decir, lejos de nuestro presente. Y por si queremos o debemos repetir, hay que aprender a tirar la basura a donde va y para eso, solo queda procesarla.