Desde el Faro

Flor silvestre y campesina…

Compartir

Flor sencilla y natural, así comienza una vieja canción de nuestro folclore, poesía que bien pudo haber sido inspirada en el encanto de una mujer, pero también muestra la fuerza de la naturaleza, que triunfa a pesar de todas las adversidades.

En estos días solo han bastado unas cuantas lágrimas del cielo y de inmediato , los cerros que rodean a la cañada reverdecieron, y se han vestido con garambullos, tunas, nopales, pitayas y sábilas, esas joyas de natura que ni siquiera necesitan al ser humano, solas resisten el frío, el calor, la única defensa son las espinas que las rodean.

Esas plantas son una riqueza para quienes las recolectan y llevan hasta las zonas cercanas al Mercado Hidalgo, gracias a ellas sobreviven algunas familias de los ranchos y colonias marginadas; un ejemplo es el xoconostle, la tuna amarga, ingrediente del “pico de gallo”, la ensalada de las mesas campesinas.

Flores y frutos conviven aquí, en estos cerros, y se ofrecen como un respiro al caminante, que sabe apreciar la doble belleza de estas joyas que son humildes y fuertes al mismo tiempo.

Flor humilde, flor del campo/ que engalanas el zarzal/ yo te brindo a ti mi canto/ florecita angelical…