Ha caído en desuso aquello de quemar brujas para aleccionar a los que presencian el pirómano espectáculo, dicen que es porque proporciona una muerte cruel, pero yo no veo al mundo precisamente preocupado por el dolor ajeno, así que creo que ha sido por razones más capitalistas: los recursos son escasos para andar desperdiciando leña y además con la posibilidad de intoxicar a los demás con monóxido de carbono; el tiempo es oro y aquello de esperar tantas horas de cocción por kilo ya no funciona y el producto final, el cuerpo rostizado, todavía necesitaría un proceso extra para ser desechado, ya que el canibalismo está prohibido, a menos que sea del social que se traduce en competitividad y estrés. Lo de hoy, señores, es hacer jabón para después lavarnos las manos.

Les voy a explicar, con mis preparatorianos conocimientos de química, y paso a paso como es el proceso de la “saponización social” que recién acabo de descubrir y de bautizar tan solo para ustedes.
- Primero necesitamos encontrar la grasa o “suciedad” en el otro u otros, cabe aclarar aquí que incluso el ser enjuto cuenta con grasita y que es muy probable que los que estén haciendo el jabón están más sucios, pero de eso se trata y además para eso tenemos guantes, para no contaminarnos…más.
- Ya que tenemos lista nuestra grasita procedemos a calentarla, esto puede ser con injurias o provocaciones, existen víctimas que se auto calientan y nos ahorran este paso o ambientes lo suficientemente calientes para ya recibir la grasa. También se puede hacer en frío, pero recuerden que el tiempo es oro y así tardaremos mucho más.
- Una vez caliente ahora necesitamos agua representada en un poderoso bañito de pureza o hipocresía, ésta se va a perder durante la reacción química, pero no importa, al final veremos que siempre hay más. Mezclamos el agua con la base de preferencia, que puede ser cualquier ideología de moda, entre más básica, mejor, tampoco estamos para complicarnos tanto.
- Le agregamos la base a nuestra horrorosa grasa y veremos como milagrosamente aquello sucio e inútil se separa en glicerina y jabón, tan necesarios para mantener la asepsia en la sociedad.
- Antes de que se enfríe, que esto es muy importante, hay que verter la mezcla en el molde de preferencia, que normalmente es un adjetivo calificativo y peyorativo. Se le puede agregar algo de esencia para mejorar el olor y maximizar el efecto y debe ser el opuesto al calificativo usado como molde. Ej. molde de macho y esencia de aliado.
- Una vez que tenemos listo el jabón, solo queda repartirlo entre todos los que gusten lavarse las manos con él, entre más cercano a la víctima mejor, pues así aprovechamos para cortar relación. Aquí aparece de nuevo el agua de los baños de pureza o de la hipocresía lo que nos deja una refrescante espuma. Recuerden que no hay mejor manera de resaltar lo que somos que contraponerse con lo que no.
Este procedimiento, de manera física, fue descubierto por Don Hitler y sus amigos en los campos de concentración y por un tiempo les sirvió para mantener limpia su raza aria, hasta que, como con la hoguera, se consideró cruel (aunque puede ser que haya sido abandonado por poco práctico o rentable). Pero ustedes no se preocupen gracias a la tecnología se puede hacer totalmente de manera virtual y anónima.
Nota final: Sé que para este punto ya saben que estaba siendo sarcástica, pero no vaya a ser que también me quieran saponizar a mí.