El espacio de Escipion

Lo obvio, lo obtuso, lo ridículo y otros apuntes rumbo a las elecciones 2024

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+ Acapulco: señales de desestabilización

El 1 de marzo inicia la cuenta regresiva para definir quién llegará a la presidencia de la República y también el principio del fin del sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Es el comienzo de las campañas y el entierro de la idea machista de que no estábamos preparados para ser gobernador por una mujer, porque con o sin permiso ahora sí tendremos presidenta. Una contienda presidencial, además, muy intensa e interesante porque en ésta confluyen diversos factores que antes no intervenían tanto y que podrían alterar tendencias y resultados.

Y es que esta campaña, a diferencia de otras anteriores, tiende a ser más iconográfica que textual; más con la intencionalidad de generar impactos que debate de ideas a profundidad de los grandes temas nacionales. Como muchos anticiparon hace años, las benditas y malditas redes sociodigitales se han convertido en la gran plaza pública donde todo puede ocurrir y todo puede incidir para mover el sentido de una coyuntura y, falta por ver, si las preferencias político-electorales en un campo de batalla donde pesan más las percepciones que la realidad, las conjeturas a las afirmaciones sustentadas, la insinuación y la verosimilitud de las inventivas monográficas a la real politik de cada protagonista.

Portadas, imágenes, eslóganes, piezas musicales, impactos tiktokeros.  Estamos entre lo obvio y lo obtuso, como lo dijera el semiólogo francés Roland Barthes, el cual hace la distinción entre lo obvio, lo que nos suena familiar, y lo obtuso, ese tercer sentido que nos confunde, porque no podemos describir ni interpretar ni analizar, simplemente lo percibimos y así lo digerimos.

Lo obvio, lo obtuso, lo confuso y lo ridículo, diríamos, porque todos caemos de alguna u otra forma en las trampas de lo que llamo tácticas de psicología de masas con fines propagandísticos. Y ahí andamos, enganchados en polémicas que tienen el fin de atraer simpatizantes y mantenerlos en diálogos de autoconsumo y autosatisfacción plena de que es lo que quieren oír y darles la razón; pero también para sembrar discordias, odios, histerias y, por supuesto, polarizar políticamente a la población entre quienes piensan complacidamente como nosotros y los que no, los otros, los distintos, los enemigos a los que se tiene que destruir.

Dicen que las discusiones sociodigitales no impactan terrenalmente, pero se equivocan, porque cuando en el vecindario, la plaza del pueblo, el espacio público o en la mesa familiar se comienza a hablar del asunto, entonces ya permeó, porque el vecino, el tío, la hermana o el sobrino tiene su propio criterio de cómo ve al país y qué definición ideológica-política tiene.

Oír y escuchar son cosas distintas, nos recuerda Barthes. Escuchar implica esforzarse en entender qué más hay en un mensaje, sus estímulos, sus actores y el análisis del propio contenido o lo que tiene detrás. Y bueno, escuchar es lo que nos ha hecho falta en estos días de pre e intercampañas, pues algunos fenómenos parecen estar construidos más en manipular nuestras percepciones que en construir un convencimiento como ciudadanos maduros y responsables.

Veamos algunos de los asuntos públicos que están maquinándose en los war rooms de los distintos aspirantes a cargos de elección:

  • La polarización y la estridencia como estrategias de psicología de masas. Todo será blanco y negro. Todo maximalista: están conmigo o están contra mí.  Quienes sólo se manejan por la estridencia de las redes sociodigitales podrían decir que el país está compuesto casi en su totalidad por odiadores, canceladores y negacionistas –parafraseando a Daniel Inneraty—.
  • Fakenews, Deepfakes e Inteligencia Artificial (IA) como los nuevos “Cambridge Analityca” que amenazan con manipular nuestras consciencias y percepciones políticas rumbo a las urnas, sin considerar que tenemos criterios propios y que podemos dar la sorpresa, como siempre, ocultando nuestro real sentimiento a la hora de votar.
  • Las conjeturas sobre la mano que mece la cuna en la campaña contra Andrés Manuel López Obrador, tanto del lado de quienes lo defienden como de quienes ya anticipan que tiene un pie en alguna cárcel de EEUU.
  • El presidente de la República como eje de las campañas de Claudia y de Xóchitl. Una para replicar sus tesis de la cuarta transformación y la otra para descalificar todo lo alcanzado. Habremos de atestiguar dos Méxicos: uno como el país de las maravillas y otro como el país de los grandes males mundiales.
  • Voz y resonancia al malestar de las candidaturas; muertos y heridos en el camino por los grupos predominantes en la partidocracia, que son parte del ruido mediático y político a nuestro alrededor.

Contra lo que los estrategas nacionales y extranjeros que influyen en las campañas, los ciudadanos estamos obligados a que los y las candidatas se centren en  lo que realmente importa, que se rompa esa dinámica de querernos polarizar en dos extremos cuando podemos hablar y coincidir más en la centralidad de las posiciones, porque a pesar de toda la estridencia, el país está compuesto más por demócratas que por maximalistas de la derecha o los incondicionales del lopezobradorismo. La ciudadanía es la mayoría social espera más mensajes y actitudes conciliadoras que visceralidad entre los distintos contendientes.

Hay que llevarlos a hablar de nuestras demandas y preocupaciones y que seamos nosotros, los ciudadanos, quienes pongamos las bases para puentes de concordia y no de división.

+ Acapulco: señales de desestabilización…  Donde no hay tregua entre morenistas y sus ambiciones políticas es la otrora perla del pacífico, pues a pesar de la tragedia del huracán Otis y los efectos devastadores que provocó no se han puesto a la altura de las circunstancias. Y justo cuando se anunciaba el regreso del Abierto Mexicano de Tenis, desde la periferia y municipios aledaños a Acapulco, grupos de supuestos damnificados del huracán comenzaron a manifestarse, sumados a transportistas, normalistas y algunos colonos, eso sin contar que el crimen organizado no ha descansado. ¿De quién es la mano que mece la cuna? Se preguntaron muchos y las voces de medios locales apuntan al mismísmo comisionado del Senado para la reconstrucción y padre de la gobernadora Evelyn Salgado: el senador Félix Salgado Macedonio, quien no oculta la mano, pues una de sus aliadas, Rosario Merlín, diputada federal que no votara por el presupuesto extraordinario para la población afectada, encabezó a un grupo de personas para reclamar apoyos… pero no a la federación, cuya responsable es la Secretaria de Bienestar Ariadna Montiel, sino a la alcaldesa Abelina López. El tema de fondo es la candidatura para la presidencia municipal del puerto, pues el grupo político de Salgado Macedonio impulsa al comerciante Carlos Granda Castro y Abelina busca su reelección y es quien recibe los embates de sus correligionarios con el fin de desgastarla para que no lo logre, aun a costa de afectar el proceso de recuperación rápida que prometió López Obrador.

Contacto: feleon_2000@yahoo.com