Histomagia

TUMBRAS

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Estos días de calor, hace que pensemos en cómo la pasarán los muertos es sus tumbras, sí la palabra es correcta, es la composición de tumba y sombras, ¿habrá en ellas descanso para los muertos?

En Guanajuato el calor en la tierra alcanza a llegar al interior de las sepulturas llega y aunque las sombras cubran sus mortajas, su cuerpo, es ahí donde los gusanos salen, mueren y vuelven a estar con el siguiente muertito que llegue, ya sea vecino contiguo al lado o ahí debajo de ellos e incluso, si el pago fue a perpetuidad, sólo mueven los huesos y ahí juntitos a ello, los gusanitos regresan a ese sarcófago y los dejan en los purititos huesos, ahí para esta ciudad sucede la magia: esos pequeños seres son cuidadosos y sólo se comen lo interno, saben cómo hacerlo pues dejan la carcasa intacta de ahí las momificación que ha hecho tan famosa esta ciudad colonial.

Pues bien, me cuenta una amiga que recién este 4 abril fue a visitar al Panteón de Santa Paula la tumba de su padre, que esa tarde llegó dándose prisa porque ya casi caía la tarde noche, imposible haber ido antes, su trabajo no lo permitía, así que mi amiga fue precisamente ese día porque era el aniversario luctuoso de su pariente. Sin pensarlo se dispuso a hacer más breve su visita, pero el tiempo, el inexorable tiempo, la alcanzó y entre acomodar las flores, llenar de agua los jarrones, lavar la tumba, de esas pocas que están en el suelo, barrer, acomodar la tierra a los lados, y sobre todo regar mucho para que los calores no lo sofocaran ahí dentro, el ocaso llegó y de inmediato las sombras de la noche la cubrieron. Las luces tenues del panteón le indicaban que era hora de irse. Pero ella sabía que no podía salir sin terminar su tarea. Dicen los que saben que nuestros muertos siempre esperan el momento de llenar los espacios con su presencia, si no pueden ser aparecidos, mueven las cosas, o envían por medio de flores, hojas o incluso nuestros animales de compañía mensajes para hacernos saber que están con nosotros siempre.

Eso sí, mi amiga no se olvidó de rezarle y darle los saludos de toda la familia, tan concentrada estaba que no se dio cuenta y sus remembranzas llegaron, ese olor a tierra mojada, la trasportó a los momentos de su infancia recordando los juegos infantiles y a su padre cuidándola y viéndola desde lejos, ahí en el callejón de Gallitos, mientras su madre regaba sus plantas y su parte del callejón. Lloró desconsoladamente, cerrando los ojos, añorando esos momentos.

De pronto, sintió unos dedos fríos que le tocaban el rostro, asustada los abrió poco a poco y ella jura que ahí, delante de ella, estaba su papá, diciéndole: “no hay nada qué hacer hija, te amo”, y desapareció.

Mi amiga cerró los ojos otra vez y sacudió su cabeza de un lado a otro, incrédula de lo que acababa de vivir, volvió a abrirlos, y ahí estaba, sola, frente a la tumba ya limpia de su padre. “Suspiré y ya más tranquila Gaby, me dijo, le agradecí ese instante, pues de alguna u otra forma me reconfortó mi alma. Dejé el miedo, y estoy segura que ellos, desde su tumba, desde ese lugar oscuro, piensan en nosotros y nos cuidan”.

Dicen los que saben que el agua ampara a los muertos, los llama, los refresca, dicen los que saben que sus almas salen para beber agua y seguir su camino hacia donde les toque ir, por eso pon agua afuera de tu casa para cuando tus parientes muertos salgan de ese calor de sus tumbras, lleguen o pasen por tu casa y sacien su sed y puedan regresar a descansar, ya frescos y repuestos, a esas tumbas sombrías. ¿Quieres conocer y saber más de lo que el Panteón de Santa Paula, el más antiguo de esta ciudad, oculta? Ven, lee y anda Guanajuato.