El Laberinto

Elefante en la habitación

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Un elefante en una habitación sería escandaloso, incluso dentro de las dimensiones de un palacio, son enormes, para ser exactos el animal terrestre más grande del planeta, barritan con casi la misma cantidad de decibeles que un concierto de rock, beben 150 litros de agua al día y comen cerca de 200 kilos de hierbas, ya que por  suerte (o no tanto, dependiendo de con que tanto amor a la humanidad nos despertamos hoy) no son carnívoros y, para deleite de los lectores escatológicos, podrían aplastar a una persona adulta en el inevitable e indispensable acto de defecar, además de que duermen tan solo dos horas, un par de ojos entre muchos pliegues que tan sólo observan.

Traslademos al paquidermo, con todo y el párrafo de  sus especificaciones técnicas, a una casita promedio y para más trama hagamos una fiesta dónde la única regla es ignorar la presencia del animal, aunque tengamos que rodearlo para acceder a la mesa con las bebidas espirituosas, callarnos cuando haga ruido por de todos modos no nos vamos a escuchar, mientras los muebles se destrozan con un simple movimiento de trompa y la suciedad nos llegue hasta los tobillos ¡No importa! ¡No pasa nada! Hablemos de cosas lindas ¡Lo importante es pasarlo bien!.

Tal vez, si nos concentramos lo suficiente, hagamos que su tonelaje implote sin que sea necesario tirar el muro, podemos estar bien así todos los días o ¿Acaso piensan que la fiesta se iba a cancelar por un simple inconveniente? Que delicados nos estamos volviendo.

¿Cómo entró entonces? Seguramente era muy pequeño y alguien lo trajo o insólitamente su mamá lo parió desde afuera y nos entró por la ventana abierta,como hasta podía moverse con libertad, lo subestimamos y creímos que no iba a crecer, al fin que no aprendimos nada con ese cachorrito que decían iba a ser falderin y que ahora puede apoyar sus patas en nuestros hombros, pensamos que se iría solo o que podríamos sacarlo después, tal vez en un sueño (que soñar no cuesta nada) nos dió por pensar que hasta podría ser divertido y darnos dinero aunque cada vez fue necesitando más y más cosas, al fin que las vendas para ojos estaban de oferta el día que llegó y el “espanta elefantes 300” se veía costoso y más difícil de usar, al olor nos acostumbramos rápido.

Si no se muere o se va por propia voluntad es muy probable que un día nos aplaste, incluso podría aplastarnos mientras migra o mientras cae, pero que dolor de cabeza hablar de él, es de mala educación, ya nos cansamos de ese tema, ya sabemos que ahí está, no nos amargues, todo tiene remedio, pero… ¿por qué se lo he de poner yo si no es mi culpa?

Indicación final: Inserte aquí el problema global, nacional, familiar o personal de su preferencia y reemplace al elefante, sí, así actuamos normalmente.