Las comunidades circunvecinas a la ciudad de Guanajuato guardan en sus caminos historias increíbles pocas veces dichas dada la lejanía que los caminos de terracería que con el tiempo dan cuenta de misterios inexplicables.
En mis histomagias hemos leído casos que van desde aparecidos en árboles frondosos, pasando por la mujer que se aparece en el puente y se sube a los autos, hasta la aparición de dopplergangers que, según la creencia popular, es la antesala de la muerte si es que te ves a ti mismo frente a frente.
Los caminos solitarios -me he dado cuenta con tantas Histomagias contadas- que son realmente el territorio de las ánimas, espectros y aparecidos que buscan ayuda o sólo se quedaron en la eterna caminata hacia quién sabe dónde, pero que no sólo salen de noche, no, como es su territorio, ellos se saben dueños del camino y se aparecen a su contentillo.
Mi amigo Miguel me contó que una de esas noches en que salió tarde de su trabajo cuando iba para el Tinaco, por la ruta de Santa Teresa-Puentecillas, fue cuando inició, dice, su calvario, porque a veces algunos se prenden de su camioneta, y otros lo han seguido hasta su casa, dice, a veces los veo ahí afuerita esperando a que salga, como que quieren hablarme o que los lleve de regreso a donde los encontré, no sé, pero imagínate si le hago caso a uno…interminable sería la fila de muertos.
Me relata que, aunque nosotros no las veamos, las almas en pena cruzan el camino, él ha visto, no a una, sino varias. Al inicio se asustaba mucho, ya que la primera cruzó el camino y se quedó a la mitad, mirando al suelo, afortunadamente mi amigo alcanzó a frenar, pero hay veces que por la premura en que se aparecen -porque surgen desde el suelo o bajan desde el cielo, o se aparecen detrás de los árboles, cuando menos lo esperas-, es inevitable atravesarlas, y se dispersan en humo, puntos, incluso en gotas de agua, han sido tantas las que ha visto que tan sólo pensar en pasar por ahí de noche, a mí sí me da miedo.
Mi amigo dice que hasta jinetes se le han aparecido, y se le aparejan al ladito de la ventana de la camioneta, como acompañándolo, como guiándolo o defendiendo quizás su territorio, que en vida fue suyo y ahora ya es inexistente. Me dice que ese espectro no pierde el paso y lo acompaña sea a la velocidad que sea, eso sí, me dice, al jinete nunca se le ve la cara, sólo la figura donde ambos, jinete y caballo, sólo miran hacia el frente sin perturbarse como si no quisieran perder su camino hacia la eternidad.
Dicen los que saben que muchos espectros y fantasmas piden ayuda para encontrar su camino hacia el más allá, otros solamente se dejan ver de vez en vez para que sepamos que siguen y seguirán eternamente aquí por los apegos terrenales que aún tienen, incluso los hay que independientemente de lo material, la añoranza de estar vivos los mantiene aquí, esos son los que te suspiran al oído, o tienen marcado en sus rostros una tristeza infinita, no hay peor añoranza que buscar lo imposible, en este caso seguir vivo cuando irremediablemente estás muerto.
Miguel no lo sabía y en verdad no lo quería saber, pero es claro que tiene el don de verlos, pero como él los ha visto desde siempre, para él es tan natural que hasta cuando se enteró que pocos son los afortunados de poder ver lo invisible, en verdad le dio un poco de miedo, pero no por verlos, sino por la responsabilidad eso conlleva, porque piensa que entonces tiene una labor para con ellos, una labor no pedida y que tal vez sea el de escucharlos o acompañarlos en los instantes en que se aparecen por esos caminos de Dios que ellos recuerdan pasar cada día de sus largas vidas y muertes. ¿Quieres conocer los caminos de por aquí? Ven, lee y anda Guanajuato.