El Laberinto

El color del año

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En la semana estuvo sonando la noticia del color del año  y después de superar, como quien brinca un obstáculo y lo golpea con la punta del pie y sigue trastabillando un poco al caer, el hecho de que ese año en cuestión va a comenzar en 20 días y que este siglo ya lleva un cuarto de avance, me acordé que cuando cambiamos de milenio el color que estaba en todos lados era el gris en todas sus posibles variante, parecíamos envueltos en periódico como para transportarnos o madurar o en peligro de mimetizarnos con aquellas involuntariamente brutalistas estructuras que de pronto se multiplicaban por la ciudad casi tan rápido como las ratas, que ahora que lo pienso también son grises, como el cielo a punto de llover o los restos de una fogata o un cigarro. Concluyo: lo único gris que me gusta es mi gata.

Y bueno ya que estamos escribiendo de fealdades por asociación, el nuevo color llamado mocha mousse me hace pensar en cafeína suavizada con lechita de almendras (porque a cierta edad ya casi todos somos intolerantes, no solo a la lactosa) y con una especie de textura cremosa como para darle un toque glamuroso al hecho de que tenemos que tomar cafeína para no estrellarnos contra el escritorio por culpa de un siesta fulminante a media jornada laboral, o a los costales de papas, los papeles de estraza y  los uniformes de los reclusos. El color de las oficinas y los lugares neutrales, de los papeles viejos, ese con que el nadie resalta y que te hace pensar que la seriedad asfixiante es considerada un rasgo de adultez.

Escribir esto me hizo entender porque me pareció tan fea la tonalidad y eso que venía yo con la idea de que inmediatamente después de verlo pensé con alivio que no es como tal una imposición y que nadie va a venir a tirar mi guardarropa para sustituirlo con batas color relleno de avellanas, creo que todas consecuencias malas de las modas ya las tenemos localizadas y no hace falta profundizar en el consumismo, los estereotipos y las practicas riesgosas que se realizan en su nombre en las personas o en la naturaleza.

Para variar el tono (vaya elección de palabras), prefiero pensar que incluso algo como las modas tiene una consecuencia positiva y esta es que si no hay nada nuevo bajo el sol, la moda consiste justo en sacar a la luz para muchos algo que tal vez no sabían que existía puede que haya alguien que descubra que el color del año le sienta fabulosamente que la música que suena en la radio hoy es lo que estaba buscando y un largo etcétera, lo he vivido con muchas cosas que en su momento estuvieron en tendencia y que sigo disfrutando hasta hoy, lo nuevo no quita lo viejo, coexiste y uno siempre tiene la última palabra después de ver el menú.