El 2024 fue el año más acelerado de las últimas tres décadas por las aceleradas 16 reformas constitucionales que, presumen, “acabó” con el modelo neoliberal de primera, segunda y tercera generación. No fue así, pero aniquiló algunas de sus herramientas para aumentar la competitividad capitalista, pero se dejó la esencia y herencia que aún debemos machacar para ajustarlas.
Claudia y Morena triunfaron en 2024 con un inaudito mandato popular, producto de más de cinco factores (años de injusticia, de arbitrariedades del Estado y la partidocracia anquilosada en el PRI, PAN y PRD), Montesquieu afirmaba “si hay una causa particular que arruina a un Estado es que había una causa general por la existencia de una causa personal”, y sobre ese malestar creció la 4T.
Mas no todo es color guinda y hermoso, porque los riesgos se han incrementado para el país y su gobierno, y en el 2025 se deben considerar con seriedad. En nuestra experiencia de gestor de riesgos, consideramos los siguientes como los de mayor preocupación (amenazas y debilidades):
- El desencanto por la improvisación. Las reformas constitucionales tienen la obligación de que ser funcionales, abrir canales de esperanza de que mejorarán la República y la democracia y no la empeorarán. Especialmente, la reforma al Poder Judicial no permitirá errores, desencantos y retracciones; es momento de relevos, de cambios y de justicia pronta y expedita.
- Postergar y enredarse con el debate de una reforma fiscal. El 2025 anunciaron que serán 20 las reformas constitucionales para impulsarse, una política-electoral, una gran transformación administrativa, pero no fiscal, lo cual colocará a la administración pública en aprietos, si el escenario económico regional se complica.
- El crecimiento económico raquítico como producto de las presiones arancelarias de los socios del T-MEC y la falta de certidumbre de los inversionistas nacionales, lo cual según las calificadoras financieras no superará el punto porcentual.
- Ciudadanización trunca. Las reformas administrativas y la reingeniería prometida en una ciudadanización de las funciones que tenías los extintos órganos autónomos no pueden morir por decretos partidistas, por lo cual la transparencia, y una nueva mecánica de participación ciudadana debe impulsarse, con seriedad y sin simulaciones como en el pasado y de la mano de las bases que han dado vida a la 4T.
- Crimen político de alto impacto y el cártel de los sapos mexicanos. La violencia desatada por el crimen organizado sigue tocando a la clase política, y se sigue esperando un crimen de alto perfil, llámese gobernador o funcionario federal de alto perfil, además de una cascada de señalamientos con los narcotraficantes detenidos y en punto de confesión en los Estados Unidos contra políticos y empresarios mexicanos.
- La recategorización de “terroristas” a los cárteles mexicanos y la extraterritorialidad de las agencias de EUA. Este es un tema latente, porque la amenaza va en serio y el antecedente de la detención de Ismael “El Mayo” Zambada representa el primer avance, y se tienen los casos de intervención en Panamá con Noriega e Iraq con Sadam Husein en donde so pretexto del terrorismo se detuvo a sus jefes de estado y de gobierno.
- La peor crisis migratoria de la historia en camino. Más allá de los discursos, hay la sensación de una total improvisación y falta de protocolos de los gobiernos estales y municipales, especialmente los fronterizos, los cuales deberán caminar parejo con la federación, porque las deportaciones de indocumentados hacia México van en serio, sin importar nacionalidad de origen.
- Nearshoring en suspenso. El proyecto relocalización en riesgo, por nueva negociación del T-MEC podría ser el gran trauma para la presente administración que apuesta todo por beneficiarse de sus derramas de inversiones, como lo vimos apena en la exposición del optimista plan de Marcelo Ebrard.
- Mediocridad, pago de cuotas y protección a correligionarios impresentables. Un gabinete ineficiente, limitado, mediocre y que sigue respondiendo a las imposiciones del gobierno pasado y a cuotas de grupos internos y sin peso social será uno de los desafíos de la presidenta para sacudírselos sin que le generen problemas de imagen y funcionalidad.
- El desgaste de la figura de Claudia Sheinbaum. El primer año efectivo para que sea totalmente ella quien conduzca al país debe verse, sentirse y entenderse. Por ello, mientras no amplie el espectro de aliados más allá de los partidos incondicionales, dejando de lado las organizaciones sociales y la sociedad civil organizada, los llamados a una eventual unidad nacional podría quedar en el vacío.
- El partido Morena. Como un muégano, este instituto político anticipa afiliación masiva de militantes, pero se ha perdido el análisis interno sobre el control del partido y los aliados, los cuales siguen deshilvanados de la operación política de filigrana.
- Las guerras regionales. Complicaciones por la crisis en Medio Oriente, el avasallador Israel contra Palestina, lo mismo que Rusia y el reacomodo del poder en occidente, serán temas con lo que se deba lidiar.
- Medio ambiente. No deben pasarse de largo las crisis y desastres ambientales tanto en nuestro territorio como en el mundo, teniendo que lidiar con las corrientes ultraconservadoras que niegan el cambio climático.
El 2025 es un año complicado que no inició el 1 de enero, sino el 2 de junio de 2024 y algunos ni siquiera se han enterado de que ha estado caminando muy aceleradamente.
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