La indignación nos viene por oleadas, plagas de roedores localizadas, una noticia marca la tendencia al provocar más incomodidad de la normal, las ratas siempre han estado, pero de pronto nos molestan de más, hicieron algo que rompe nuestra increíblemente elástica barrera del asombro, casi siempre demasiado injusto, demasiado cruel, demasiado fuera de lugar. Repito el demasiado porque es demasiado lo que necesitamos para asustarnos en un mundo de por si injusto, cruel y fuera de lugar.

Las víctimas van rotando y aunque las ratas atacan a todos por igual, para las noticias se enfocan en algún sector en especial: se comieron a un bebé, a dos a tres, uno incluso acababa de nacer, hay que ser buenos padres, cuidadosos, responsables. Infectaron de rabia a un perrito de casa, se metieron a un parque entero por el que transitan, los buscan en los patios, cierra tu coladera, nunca dejes a tus perros afuera. Saquearon los granos de una bodega, se comieron una tienda de alimentos, atrinchera tu alacena, no vayas a pasar hambre. Provocaron un corte en el metro sal más temprano, no comas cerca de las vías, hazle caso a los policías. Les dan miedo a los turistas, nos dan mala imagen, controlen a su plaga. ¿Y los bebés, los perros, la comida, el metro, la economía? Nadie tiene tiempo de ocuparse de tantas cosas a la vez. Las ratas son culpa del gobierno, como siempre, pero si echan veneno para matarlas están poniendo en peligro a los bebés, a los perritos y a los alimentos, están aceptando que tenemos un problema y aquí no hay de eso.
Se buscan las noticias que se parecen alimentando el fuego de esa fogata mientras el incendio continúa de fondo y estamos tan acostumbrados al calor que lo ignoramos por completo.
Aquí la costumbre la venden como excepción, a las ratas de siempre como monstruos productos de la generación espontánea, así como se “hacen” las chinches llegan los problemas sociales, las víctimas son tantas y rotan tanto la atención que uno no alcanza a protegerse de todo, a indignarse por todo, a hacer algo siquiera, por lo que sea.
Y entonces, aunque uno las haya visto por la calle, en la tele, aunque conozca al padre del bebé, al dueño del perrito o al de la despensa mordisqueada se decreta “si aquí no pasa nada” hubo una que otra rata, pero era una cosa aislada, culpa de gente cochina, mala, descuidada, si tú eres limpio, bueno, cuidadoso, no te va a pasar nada, nada, nada, si no hay problemas nos hay culpables, no hay preguntas, no hay nada de evidencia. Pura desgracia aislada, no es que la basura de la que se alimentan las ratas venga también de nuestras casas, si siempre dejas tu bote tapado, si no comes cosas procesadas, hasta que te llegue una y por lo inesperada, llegue a poner de nuevo, a la población indignada.