Estrenan ‘miniaturas’ para la OSUG y obra de Nino Rota en manos de la contrabajista Mikyung Sung

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Joana López y Rogelio Alba ganaron el primero y el segundo lugar en la convocatoria de composición universitaria

Guanajuato, Gto.- La Orquesta Sinfónica de la Universidad (OSUG), dirigida por el maestro Juan Carlos Lomónaco, presentó su segundo programa en el marco de la Universiada Cervantina 2025, engalanándose con el estreno de las ‘miniaturas’ ganadoras para la OSUG 2025, y la presencia de la contrabajista surcoreana Mikyung Sung.

De acuerdo al comunicado de prensa, la Universidad de Guanajuato (UG), a través de la Dirección de Extensión Cultural y la División de Arquitectura, Arte y Diseño, emitió una convocatoria dirigida a estudiantes del Departamento de Música y Artes Escénicas, para la creación de miniaturas sinfónicas. Este es un género retador por su tamaño, pues, en un par de minutos, debe contener lo necesario para considerarse una composición completa, redonda y satisfactoria.

Caracterizadas por una duración máxima de dos minutos, una dotación orquestal fija y cierta flexibilidad en la elección de las percusiones, las cinco piezas finalistas, bajo el seudónimo de las personas autoras, fueron interpretadas por la orquesta durante un ensayo abierto: Agua, de Agustín Taboada; Concilium, de Ballerina Capuchina; Crónicas de un sueño, de Elena Nito del Bosque; Donde el mar canta, de Sir Stephen; Memoria de un encino, de Mango Manila.

Fue la propia OSUG quien dictaminó a las obras ganadoras: Memoria de un encino, de Joana López (1er lugar), y Crónicas de un sueño, de Luis Rogelio Alba Amaya (2o lugar). El premio incluyó el estreno de las piezas en el magnífico Teatro Juárez ante una audiencia conmovida por este logro juvenil.

El entusiasmo se mantuvo en el recinto con la entrada de la solista surcoreana Mikyung Sung, embajadora del contrabajo contemporáneo, reconocida por su virtuosismo técnico, sensibilidad interpretativa, presencia escénica y carisma. Su carrera inició a temprana edad y se consolidó pronto como una de las figuras más destacadas del contrabajo clásico contemporáneo, además de ser ganadora de múltiples concursos internacionales.

Contrabajo y orquesta dieron vida, por primera vez en Guanajuato, al Divertimento concertante (1967-1971), de Nino Rota, destacado compositor de música cinematográfica desde 1940 y un prodigio desde su niñez. Destaca en su trayectoria ser el compositor de cabecera en la filmografía de Federico Fellini y de la trilogía de El padrino, del cineasta Francis Ford Coppola, además de contar con óperas y música de concierto.

Originalmente, la obra interpretada esta noche se llamaba Serenata para contrabajo y piano en tres movimientos (1968), pero, cinco años más tarde, el autor decidió adaptarla dando como resultado esta versión para contrabajo y orquesta, con dedicatoria al contrabajista Franco Petracchi.

Los cuatro movimientos se describen de la siguiente manera: “Allegro”, lleno de fuerza y energía; “Marcha”, construida sobre escalas y arpegios; “Aria”, música inspirada, densa de perfumes y rocío nocturno; «Finale”, espacio de virtuosismo para la solista, con un discurso vital y veloz.

La asombrosa ejecución de Sung cautivó al público. Antes de despedirse, la artista obsequió a la audiencia la interpretación de Sycamore, de Nubia Jaime Donjuan.

La segunda parte del concierto fue igualmente emocionante, pero marcada por el color nacional, arrancando con la Sinfonía núm. 2, “Sinfonía india”, de Carlos Chávez. Esta es famosa, desde su estreno en Nueva York, por las melodías indígenas originales (de pueblos seris y yaquis de Sonora, y huicholes de Nayarit), la complejidad rítmica y la presencia de ciertos instrumentos prehispánicos de percusión (tambor indio, tlalpanhuéhuetl, jícara de agua, güiro, maracas, sonaja de arcilla, sonaja de metal, raspador, tenábaris, teponaztli). Destaca su progresión rítmica irregular y un brillante episodio de los metales, especialmente trombones.

Para cerrar con el júbilo a tope, la orqueta interpretó la Sinfonietta (1945) y el Huapango (1941), de José Pablo Moncayo. La primera fue creada para una de las temporadas de la Orquesta Sinfónica de México y estrenada diez días después de su composición, la cual se suma a una lista de casi 15 composiciones a lo largo de la vida del autor, distinguida por él mismo al poseer un discurso musical menos folklórico y más universal, con influencias del ragtime afroamericano.

En cuanto al Huapango, esta es la pieza icónica de Moncayo con aceptación inmediata por el público internacional desde su estreno; aunque su popularidad, lamentablemente, ha opacado la divulgación del resto de su rica y valiosa obra.

El vocablo que le da nombre es una contracción de las palabras ‘Huasteca’ y ‘Pango’ (nombre alternativo del río Panuco). Como género musical, este equivale al son jarocho, con un aire popular en décimas rimadas, donde el músico logró transformar los temas de tres huapangos alvaradeños: El SiquisiríEl Balajú y El Gavilancito, además de contener referencias a El pájaro cu. En él, destaca el interludio del arpa, la ejecución de los violines como pequeñas jaranas rasgueadas y el diálogo final entre la trompeta y el trombón.

Este vibrante concierto se repetirá en el Teatro del Bicentenario, este viernes 12 de septiembre en León. Luego, la agrupación tomará un breve descanso para abrir el escenario del Teatro Principal a dos ensambles integrados por solistas de la OSUG: Ensamble Atecocolli (Laura Gracia, flauta; Lydia Bunn, viola; Rodrigo Mata, contrabajo), el jueves 18 de septiembre; y Ensamble Zephyrus (Víctor Frausto, flauta; Héctor E. Fernández, oboe; Hugo Manzanilla, clarinete; Michelle Pettit, corno francés; Ariel Rodríguez, fagot), el viernes 19 de septiembre. Boletos a la venta en la taquilla del Mesón de San Antonio y el Teatro Principal.