León, Gto.- En el Campus León de la Universidad de Guanajuato (UG), se impartió la conferencia magistral “Antropología forense en el ámbito laboral y retos actuales”, impartida por la Mtra. Diana Bustos Ríos, arqueóloga por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y candidata a doctora en antropología, con amplia trayectoria en investigación forense y derechos humanos.

De acuerdo al comunicado de prensa, la ponencia se llevó a cabo en el Auditorio “Jorge Ibargüengoitia” de la Sede Fórum y contó con la valiosa presencia de madres buscadoras del estado, comunidad universitaria y estudiantes de la Licenciatura en Antropología Social.
La Mtra. Bustos Ríos es coordinadora de investigación del Equipo Mexicano de Antropología Forense (EMAF) y ha colaborado con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en casos de graves violaciones a derechos humanos. Durante su intervención, compartió una visión integral de la antropología forense en México, marcada por una profunda crisis: más de 100 mil personas desaparecidas y más de 52 mil cuerpos sin identificar alojados en servicios forenses. En este contexto, afirmó, el papel de las ciencias sociales es cada vez más urgente, ya que las desapariciones no son solo un problema técnico o pericial, sino un fenómeno social complejo con consecuencias profundas.
Uno de los puntos centrales de la conferencia fue el énfasis en el análisis de contexto como herramienta indispensable para la identificación forense. La ponente explicó que el ADN, por sí solo, no resuelve casos. Su interpretación requiere una hipótesis previa que relacione el perfil genético con el entorno, los patrones delictivos y las condiciones sociales en las que ocurre una desaparición. Este trabajo es tarea de las Unidades de Análisis Contextual, previstas por la Ley General en Materia de Desaparición Forzada, y deben estar integradas por científico(a)s sociales capacitados.
En este sentido, la Mtra. Bustos destacó que el perfil de la y el antropólogo social es altamente compatible con las exigencias forenses actuales. La recolección de la llamada “ficha de vida” —una reconstrucción etnográfica de la historia e identidad de la persona desaparecida— requiere habilidades metodológicas en entrevistas, análisis crítico de contextos y trabajo ético con comunidades. Lejos de ser un perfil secundario, el trabajo de campo social robustece las líneas de investigación y favorece procesos de localización e identificación más precisos y sensibles.
Durante la ronda de preguntas, se abordaron preocupaciones clave. Una madre buscadora preguntó cuánto tarda un proceso de identificación genética. La Mtra. Bustos explicó que, aunque la obtención del perfil de ADN puede tomar de 15 días a 3 meses, el verdadero reto radica en la correlación contextual: sin un análisis previo que relacione el perfil genético con lugares y circunstancias de desaparición, la coincidencia puede tardar años, incluso si el ADN ya está en una base de datos.
También se discutieron los retos de inserción profesional de las y los científicos sociales en el ámbito forense. Se abordó la necesidad de abrir programas, como la Maestría en Ciencias Forenses de la UG, a perfiles no pertenecientes a fiscalías. Además, se habló de la falsa percepción de que los perfiles “duros” —como los médicos o criminalistas— son los únicos válidos en este campo. La ponente subrayó que los perfiles sociales son clave en la investigación de campo, la documentación de violaciones a derechos humanos y la producción de información útil para la procuración de justicia.
Otro punto de discusión fue el papel ético de la academia. La Mtra. Bustos retomó la crítica de una egresada que exigió a las y los investigadores mayor compromiso con las familias buscadoras, más allá de utilizarlas como fuentes para tesis o proyectos. En respuesta, compartió experiencias del EMAF, donde se trabaja bajo principios de educación popular inspirados en Paulo Freire, buscando una relación horizontal entre el conocimiento experto y los saberes de las familias.
Entre los proyectos destacados, se mencionó el documental Atoyac, el agua que corre, sobre la desaparición forzada en la Sierra de Guerrero durante los años 70, con participación de estudiantes de artes audiovisuales de la UG. Asimismo, se presentó una investigación sobre la relación entre desaparición, trata y feminicidio en Guerrero, subrayando la importancia de vincular distintas líneas de investigación ministerial desde un enfoque contextual e interdisciplinario.
Finalmente, se abordó la seguridad y el rol de las y los estudiantes en este tipo de procesos. La Mtra. Bustos advirtió que las diligencias legales deben ser realizadas por peritos acreditados y que el acompañamiento estudiantil debe darse en actividades auxiliares como sistematización de datos o desarrollo de tesis, evitando así riesgos legales o físicos innecesarios.
La conferencia concluyó con un llamado a repensar la antropología forense desde un enfoque social, ético y colaborativo. Frente a la magnitud de la crisis, se destacó que no puede haber justicia sin contexto, ni identificación sin comprender las historias de quienes buscan y de quienes han sido desaparecidos.
Este encuentro enriquece a la comunidad universitaria, brindando una perspectiva amplia y con experiencia de uno de los temas más escabrosos y complicados para la sociedad mexicana, enriqueciendo el espectro y criterio de los asistentes de manera sensible y orientada a la transformación de la realidad social. Esta actividad fue convocada por el Comité Académico de la Licenciatura en Antropología Social como actividad extracurricular del semestre agosto-diciembre 2025.