Jairo Hernández, de la Licenciatura en Artes Escénicas, interpretó a Jeremy en Sujo: hijo de sicario, película que aborda la problemática del narcotráfico
Guanajuato, Gto.- Jairo Hernández Ramírez nunca imaginó que la actuación sería una pasión fundamental en su vida, menos que esta lo llevaría a la más importante academia de la escena artística nacional: el Premio Ariel, donde fue nominado como “mejor actor revelación” por su participación en la película Sujo: hijo de sicario (2024, Astrid Rondero y Fernanda Valadez).

De acuerdo al comunicado de prensa, originario de Cortazar y aun en formación como estudiante del séptimo semestre de la Licenciatura en Artes Escénicas de la Universidad de Guanajuato (UG), Jairo ama por igual la danza y el teatro: “La danza fue mi primera pasión con géneros urbanos, como el popping y el tutting. Llevo bailando casi la mitad de mi vida y siempre me gustó probar nuevos estilos, incluso un poco de folclor. La licenciatura ha ampliado mi panorama y me especialicé en danza contemporánea con técnica Graham, pero la actuación me ha dado tanto”.
Su aventura profesional en las artes escénicas comenzó al saber, a través de un amigo bailarín, la existencia de esta licenciatura: “Veía su actividad en teatros y eventos; eso me inspiraba a querer hacer eso, empezar a hacer mis propias coreografías, actuar desde mi punto de vista”.
Con un proyecto de vida enfocado a la administración, en Jairo ganó la “rebeldía” para ir tras sus sueños, aunque en el camino siempre ha contado con el apoyo de su madre. “En cualquier lugar hay una batalla para conseguir empleo, eso me impulsó a decir ‘quiero esto, quiero hacer esto con mi vida’, no importa si carezco de recursos, quiero estar bien conmigo, sentirme pleno, agradecido”, compartió.
A sus 24 años, se define como una persona llena de entusiasmo, apasionado y perfeccionista: “No tenía planeado actuar, para nada; la verdad le tenía un poco de miedo, menos imaginé grabar una película en mi primer semestre de licenciatura, pero se me dio bien y aproveché la oportunidad. Una vez que empecé, esto me impulsó a probar cosas nuevas, superarme”.
La audición para Sujo… fue azarosa, a partir de la invitación de una de sus profesoras a su grupo, con solo una pantalla blanca y la cámara de un teléfono. “Yo no lo iba a hacer; sentía inseguridad porque no me consideraba buen actor, pero mi maestra, Antares Ramírez Castro, me animó”. Poco después, fue convocado a una segunda prueba, donde conoció a Fernanda Valadez y a quienes integrarían parte del elenco. Semanas más tarde, llegó la noticia de que él sería Jeremy a través de una llamada telefónica de la directora.
La primera parte de la película se grabó en la comunidad de Cuevas, en Guanajuato, escenario al que corresponden las escenas de su personaje. “Meterme a una ficción completamente diferente a mi realidad fue algo increíble. Jeremy es el mejor hermano, un gran amigo, un muy buen hijo: es un guerrero noble que trata de ver por los suyos en un contexto difícil, con una vida delictiva que le trae consecuencias graves. Yo también me preocupo por los demás y eso procuré reflejar en el personaje; le puse mucho cariño”, detalló.
De esta experiencia, su mayor aprendizaje fue sobre el impacto del artista escénico en la conciencia de los males que aquejan a la sociedad: “No me gustan las historias que glorifican el estilo de vida vinculado al narcotráfico, pero hay que visibilizar estos temas, intentar cambiar la mentalidad al menos de alguien”.
Previo a este filme, Jairo ha participado en algunos cortometrajes. En danza, ha tenido presencia en eventos nacionales acuñando varios premios. “He tenido caídas, rechazos, pérdidas económicas; inviertes en inscripciones, viajes, viáticos; a veces te sacan en la primera ronda, pero quedan muchas cosas buenas, como el conocer a gente de diversas ciudades y países, artistas de alto nivel y reconocida trayectoria”.
Los resultados del Premio Ariel se dieron a conocer el pasado 20 de septiembre en Puerto Vallarta, Jalisco. Aunque Jairo no resultó ganador, la riqueza de esta experiencia lo acompañará para siempre como un recordatorio de lo que su talento y disciplina pueden lograr. “Estoy muy agradecido; estar nominado es ya uno de los máximos reconocimientos para un actor y abre muchas puertas”.
Ahora, con una seguridad renovada, el joven artista seguirá entrenando, bailando, actuando, enviando audiciones: “Es difícil quedar, aún me faltan cosas por pulir en ambas áreas, pero sigo casteando aquí, en Estados Unidos, para producciones de directores reconocidos. Nada es seguro, pero seguiré intentando”.
Felicidad, orgullo y resistencia, eso significa para él ser la primera “abeja” nominada al Premio Ariel, lo que también lo convierte en parte de esa prestigiosa academia nacional. “Intenten, no se rindan. El camino del artista es difícil, como cualquier otro. Resiliencia y muchísima suerte”, compartió finalmente para la comunidad estudiantil.
El trabajo de Jairo Hernández Ramírez en Sujo: hijo de sicario puede apreciarse en la plataforma Prime Video.