Plasman Revolución en fotografía

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Benjamín Pacheco López

Guanajuato, Gto. 2 de noviembre de 2010.- Una mirada desde el punto de vista de los fotógrafos, profesionales o aficionados que consideraron importante documentar un momento histórico, es parte del testimonio visual que se puede apreciar en el libro 1911, La Batalla de Ciudad Juárez, del historiador Miguel Ángel Berumen.

El libro, a cargo de Editorial Océano, que consta de 240 páginas, 230 fotografías y copias de documentos, croquis y recortes de diarios, fue presentado en la Casa de Chihuahua, como parte de la agenda cultural de la edición 38 del Festival Internacional Cervantino (FIC).

En la presentación destacó el estreno mundial de la suite 1911, de la autoría de Pablo Berumen —hijo del historiador—, pieza de 12 minutos dividida en 4 movimientos, basada en los hechos históricos citados.

La ejecución en directo estuvo a cargo del Quinteto Milam, donde participan integrantes de la Orquesta Sinfónica Juvenil Silvestre Revueltas.

Pablo Berumen, de 24 años y por egresar de la Universidad de Texas, en El Paso, explicó que la pieza originalmente fue compuesta para acompañar una proyección de imágenes del libro.

“Es un soundtrack”, mencionó sobre el resultado final dividido en “Los fotógrafos”, “El ejército libertador y sus líderes”, “La línea de fuego/Ciudad Juárez en poder de la Revolución”, e “Inventario de una ciudad mutilada”. Ésta última pieza es un réquiem dedicado a las víctimas del conflicto, según refirió.

Miguel Ángel Berumen, por su parte, agregó la posibilidad de añadir al libro un disco compacto con la música.

Revisa 60 mil imágenes en casi 3 años

Para elaborar 1911, el historiador Miguel Ángel Berumen tardó 2 años con 10 meses, en contraste con los 6 meses de investigación que tenía proyectado.

Para esto, revisó 65 archivos y más de 200 colecciones ubicadas en México y Estados Unidos.

“Es una batalla maestra: desencadena los tratados de paz y a su vez la renuncia de Porfirio Díaz. Luego viene la elección que terminaría con Francisco I. Madero como presidente”, citó en torno a la batalla que inició el 8 de mayo de 1911.

Berumen puntualizó que el libro retoma “la visión de los fotógrafos” y recordó que en 1905 aparecieron las cámaras automáticas; al estar cerca de Estados Unidos, a la gente tenía acceso a la tecnología.

“La fotografía había marcado hondamente a la región. Muchas familias tienen fotos o álbumes”, dijo.

El historiador refirió que incluso hay 47 fotógrafos identificados y ninguno de ellos es de Ciudad Juárez, dato que permite establecer que el levantamiento maderista fue muy significativo para los foto-reporteros de la época.

“No tiene precedentes en la historia de México y no se repite hasta la Decena Trágica, en la Ciudad de México, donde hubo 150.

“A Ciudad Juárez se desplazaron desde México, Nueva York y Sonora para retratar el evento”, mencionó.

Berumen aclaró que utilizaron un método para la elaboración del libro, pues buscaron precisar dónde, cuándo, quién aparece y qué documentan las fotografías.

“Se vuelve sumamente complicado. Es importante conocer la fotografía original y cómo se editó”, afirmó sobre la necesidad de conocer la identidad de los fotógrafos.

De ellos, refirió dos tipos: los contratados para documentar las campañas militares como Carranza y Obregón, según ejemplificó, y los aficionados que incluyeron a mujeres, hombres de negocios e incluso niños.

“Ellos no se acercaban mucho a los personajes, posiblemente por temor. Sus fotos muestran audiencias y difícilmente serían publicadas en diarios de la época”, dijo, aunque resaltó que algunas imágenes muestran multitudes de hasta 25 mil personas.

Berumen se mostró complacido con el resultado final del libro, mismo que es una segunda edición a la que agregaron 40 páginas, y que ayuda a poner en perspectiva el alcance e importancia de la batalla. “Los historiadores clásicos habían otorgado un párrafo o una página. En venganza sacamos dos tomos”, comentó sobre una ciudad considerada como botín para ganar la Revolución.