Yunuen Alvarado Rodríguez Nueva columna semanal
22 de julio de 2011
La composición del Satiricón es atribuida a un sujeto llamado Petronio, de quien se tienen pocas referencias históricas y la mayoría de ellas se tejen en base a supuestos, se dice que Petronio se suicidó luego de ser descubierto en una conspiración con el afán de matar el emperador.
Sin embargo, sea como sea, el Satiricón tiene una importancia histórica grandísima, pues es considerada por la tradición literaria como la primera novela del mundo occidental.
La riqueza literaria que el Satiricón expresa se ve reflejada en la multiplicidad de recursos estéticos que el autor utiliza en su discurso, pues tanto existe la fantasía como claros pasos hacia la novela costumbrista, sin dejar de mencionar la compleja forma que resulta de la mezcla de la prosa y el verso.
Sin temor a equivocarse, son muchos quienes consideran al Satiricón como un modelo para obras posteriores, pues su forma influyó en autores tan reconocidos como Séneca e incluso el mismo Dante.
La trama del Satiricón relata la licenciosa vida de la sociedad romana, a poco tiempo de la caída del imperio.
En ella se muestran espacios, situaciones y personajes que funcionan, incluso, como referencias históricas, a pesar de tratarse de contenidos literarios.
La historia central se mueve en torno a una pareja de varones quienes son amantes, el más joven de ellos es bastante codiciado y constantemente seducido por otros hombre, a lo que su amante responde con tristeza al no poder conseguir que éste le sea fiel.
Continuando bajo la línea histórica, el que hoy en día podamos disfrutar de tener este texto ante nuestros ojos, es producto prácticamente de la casualidad, pues tratando los temas que el Satiricón trata, fue una cuestión de suerte que este mismo sobreviviera a la Edad Media y a su rígida dominación eclesiástica.
Luego de esto su existencia es importantísima, pues propone un género literario que años más tarde se convertiría en uno de los más prolíficos del mundo: la novela.