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El inminente comienzo de septiembre trae ya los redobles de tambor, los ecos de batallas ganadas y perdidas, la algarabía de una población en marcha. Septiembre es conocido como el mes de la Patria, y en su transcurso se conmemora la revolución de Independencia. Un mes dedicado al fervor patriótico, teñdo de tres colores, que marcha al golpe cadencioso de las bandas de guerra. Entre todo lo festejable sobresale la figura de Miguel Hidalgo y Costilla, cuya dimensión humana es magnífica, tanto que ya no hace falta repetir su biografía, se lleva casi tatuada en el interior de tanto reiterarla cada año. ¿Quién no conoce a Hidalgo, el cura de Dolores, el comandante general de los insurgentes, el hombre ilustrado y bon vivant? A Hidalgo todos lo conocen, cuando menos cada quien al suyo propio. En atención a ese hecho, ahora presentamos una reducida colección de fotografías de una estatua en bronce del Padre de la Patria, poco conocida, colocada justo enfrente de la Alhóndiga, el emblemático edificio que marcó la debacle de los hispanos, donde Chávez Morado dejó una huella imborrable con sus murales. ¿Por qué no traer dicha pieza a cuento ahora que estamos viviendo al víspera de septiembre? Pronto llegará el mes patrio. Es inminente su comienzo.
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