39 FESTIVAL INTERNACIONAL CERVANTINO
Benjamín Pacheco
Guanajuato, Gto. 14 de octubre de 2011.- Una fábula llena de magia donde los héroes realizan un viaje para encontrar el amor y la sabiduría tras afrontar diferentes pruebas, al tiempo que ejecutan canciones que han quedado grabadas en la memoria musical de los amantes de Mozart, es el resultado de la versión libre de La flauta mágica de Peter Brook.
El artista londinense, considerado el más brillante director escénico del siglo XX, presentó por primera vez en México —y dentro del marco de la edición 39 del Festival Internacional Cervantino (FIC)—, la puesta que le valió en abril pasado el Premio Molière a la mejor producción de teatro.
Brook, quien inició en 1943 y desde entonces ha realizado más de 70 producciones en Londres, París y Nueva York, brindó al público del FIC —apoyado por el “Théâtre des Bouffes du Nord— una obra caracterizada por la producción mínima para lograr la grandeza: el virtuosismo de siete cantantes, la ejecución precisa de un pianista, la presencia a tiempo de dos actores, así como el uso de varas de bambú que mágicamente se transforman en jaulas, puertas, túneles, templos y arbustos.
De esta forma y a lo largo de 95 minutos, los asistentes del Teatro Juárez dieron cuenta del rapto de la princesa Pamina, hija de la Reina de la Noche, por parte del demonio Sarastro, así como del rescate por parte del príncipe Tamino y Papageno, el pajarero real.
Tras las peripecias, Tamino se dará cuenta que en realidad la Reina de la Noche había acordado casar a su hija con Monostatos y que, en realidad, el demonio intentaba proteger a la princesa.
En el traslado, los héroes reciben donaciones de dos objetos mágicos: una flauta y un triángulo, mismos que serán utilizados para salvar los constantes obstáculos.
Para esta versión, Brook hizo a un lado la ampulosidad de las grandes y costosas producciones, así como la supresión de personajes (tres damas, tres muchachos, orador, sacerdotes y hombres armados), así como de la orquesta por el acompañamiento pianístico.
El resultado es una obra fresca y entretenida donde los actores incluso bromean con el público; destaca que la ópera se canta en alemán y los diálogos en francés, pero se incluyen algunas frases humorísticas en español que son bien recibidos por los asistentes.
En la parte técnica, resulta impresionante la soprano Malia Bendi-Merad cuanto canta “La venganza del infierno hierve en mi corazón”, una de las arias más conocidas a nivel mundial por su gran dificultad.
Según los críticos especializados, esta obra es la despedida del teatro por parte de Peter Brook, conocido por su humildad, serenidad y alegría, por lo que resulta adecuado haber elegido el trabajo de un compositor igual de alegre y dinámico: Wolfang Amadeus Mozart, y de quien se refirió así:
“Vemos a Mozart venir hacia nosotros con una sonrisa perversa, listo para jugarnos bromas, para agarrarnos desprevenidos. Le tendemos los brazos con el mismo descaro… proponemos una luminosa, efervescente Flauta, donde la intimidad con los actores permitirá la ternura y profundidad del resultado”.