Literaria

Copyright vs Copyleft: ¿ilegalidad o economía?

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Se dice que la difusión masiva de las obras literarias en los medios de comunicación permite el desarrollo de la piratería, poniendo en riesgo a la industria editorial.

Sin embargo, existen autores que permiten la libre difusión de sus obras, siempre y cuando esta reproducción sea gratuita, de interés personal y sin fines de lucro.

Esto se ha convertido en la mejor defensa y explotación del libro digital, que poco a poco ha ido ganando terreno sobre el libro impreso, ya sea por cuestiones de comodidad o incluso de economía.

Existen intentos de legisladores que a nivel mundial intentan regular las copias digitales de textos literarios, mediante el cobro de una cuota para los usuarios de páginas de difusión, sin embargo no se ha logrado nada concreto en este punto.

Aquí es entonces donde surge la polémica: ¿resulta riesgoso seguir permitiendo la reproducción gratuita de la literatura de cualquier género?, ¿dónde es que radica ese riesgo, en la bancarrota de la industria editorial o de los propios autores intelectuales de los libros?

Y su contraparte: ¿acaso no es atentar contra los derechos de información, el privar a los usuarios de la red de acceder gratuitamente al conocimiento?, ¿no es quizá la reproducción masiva de los textos en internet la reacción a mayor escala de lo que un lector puede hacer disponiendo de una biblioteca y una fotocopiadora a la mano?

Hasta el momento la discusión continua, sin embargo la reproducción digital de las obras sigue, poniendo en entredicho la validez de la propiedad intelectual de los autores contemporáneos.

Por lo que al parecer nos encontramos en un punto donde tanto la economía como los altos precios de la industria editorial nos obligan a los lectores a hacer uso de las ediciones digitales de los libros que necesitamos o incluso hacer uso del ya viejo recurso de las fotocopias. Dicha situación nos recuerda también a la posible quiebra de la industria discográfica, pues muchos cantantes actualmente son sólo difundidos a través de sus versiones de estudio que ponen en internet, las cuales pueden ser descargadas por un mínimo costo voluntario o incluso gratuitamente, mientras que los discos que se obtienen aún en tiendas no se comparan en costo y tienen la desventaja de ser vulnerables a daños perpetuos.

Así entonces, tal parece que la libre reproducción de obras originales va a seguir siendo posible por el mundo entero, haciendo posible que más y más gente convierta un conocimiento que se consideraba un tanto elitista, en una fuente de la que fácilmente podrían echar mano.