Candil de la Calle

Notas Rojas

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La realidad es irracional.

Georg W.F. Hegel

Ha sido poco atendida por la opinión pública una información que por estos días divulgó Alejandro Martí, a propósito de las estadísticas más recientes sobre la violencia en el país: Guanajuato sube posiciones en la materia.

Guanajuato presenta síntomas preocupantes en este tema, que ya no se focalizan a Celaya, o a algunos puntos del sur del estado, en la frontera con Michoacán.

Por años las instancias oficiales, y en parte los medios de comunicación, habíamos achacado al llamado “efecto cucaracha” el incremento de hechos delictivos violentos o delitos de alto impacto o la evidente competencia a sangre y fuego de grupos delictivos contrarios, y lo dibujábamos con eficiencia en una franja fronteriza sur que no alcanzaba más que hasta Celaya, todo por el denominado “Operativo Michoacán Seguro” que desde los primeros días de este sexenio que agoniza fue desplegado por el gobierno federal.

Según la percepción y la poca información oficial a manejar —porque ¿para qué preocuparnos, si Guanajuato es un remanso de paz y tranquilidad?— algunos liderazgos del tan mediático y particular grupo conocido primero como la Familia Michoacana y después en sus divisiones internas como los Caballeros Templarios estaban optando por mudarse al sur de nuestro estado para sortear las escaramuzas con Ejército y Policía Federal en el estado vecino. Y no mucho más de qué ocuparse.

A pesar de ello, se sabía y se decía de otros grupos delictivos con base en entidades del norte del país asentadas precisamente en municipios del norte del estado y de ahí a puntos como Salamanca, una codiciada joya para los traficantes de hidrocarburos por la refinería que opera.

De ese entonces —fines del 2008, 2009— a la fecha, diversas organizaciones delictivas, con nombre o sin él, sean de la lista conocida o de la que no, han mostrado su asentamiento y organización en el territorio guanajuatense. Y no sólo en el sur.

El asunto es que a raíz de la detención de uno de los liderazgos que se confrontaron al interior de la organización delictiva de los Zetas, el apodado “Talibán”, éste fue señalado e identificado como jefe regional para entidades del norte de nuestro estado… y para el propio Guanajuato. Esta es la poca información que ya se ha hecho pública a través de varios medios nacionales, y que en nuestra sociedad no debe soslayarse, no debe ser ignorada, no puede taparse con un dedo, ni estamos para hacernos más de la vista gorda.

Entre la tarde del lunes y la del martes, cinco hombres fueron encontrados asesinados de forma violenta en Acámbaro, en Uriangato y en la carretera Irapuato-Silao, mientras que otro más, un vendedor de accesorios electrónicos, fue abatido a balazos cuando atendía su puesto en pleno centro de Acámbaro.

Seis víctimas de la violencia, sea a manos de grupos del crimen organizado o no, en distintos puntos de nuestro territorio, inquietan, preocupan; surgen preguntas, demandas, líneas de investigación oficiales que se sabrán o no.

Si la entidad está efectivamente ya en una quinta posición entre las entidades con síntomas de violencia, será aceptado o rebatido por los gobiernos en turno.

Hay mandatarios que se estrenan y que han hecho promesas y ofertas muy concretas a la población.

Hay delitos, hay víctimas, hay huellas, hay señales, hay retos.