Una Colorada(vale más que cien Descoloridas)

De lo ilegal a la moda

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Contaminación del aire en China (Foto: Especial)

Aun no se digiere el fracaso de la cumbre de Copenhague para lograr, mediante un tratado, reducir el calentamiento global y otra vez, muchos de los que han sido presa de la impotencia y la amargura por la ausencia de racionalidad de un mundo habitado por millones de víctimas de líderes egoístas si no es que mezquinos, los cuales imponen políticas utilitaristas, se reunieron con la esperanza de producir soluciones conjuntas a los muy diversos problemas medioambientales.

En esta ocasión fue en Nairobi, y el PNUMA, trajo —además de la agenda ambientalista— la de la propia discusión acerca de ampliar su propia la infraestructura, que como muchas de las burocracias de la ONU, enfrenta el golpe de la falta de recursos provocada por las crisis financieras mundiales. Ahí están para el estudio las cumbres paralelas, desde Río en los ochenta; los reclamos de líderes de países que no han estado conformes con las resoluciones, lo mismo de aquellos en desarrollo, que otros como Francia, insatisfechos por no ver cristalizada la total transformación del PNUMA, desde la pasada Cumbre de la Tierra también en Brasil.

Por encima de líderes pesimistas —que en como en el caso del país americano que en mucho contribuye a la degradación de la atmósfera, la tierra y los mares, augura pocas posibilidades de grandes logros— quienes tenemos “fe en la raza humana” y sin pasar por alto los criminales actos de corrupción de líderes nacionales que gestionaron recursos para sus ciudades[1] y que poco pueden reportar de éxito en tales programas, nos sumamos a esa mayor conciencia de la urgencia para exigir políticas que hagan de nuestro planeta un mundo más vivible. ¿Por qué solo se resalta la gravedad de la muerte de 30 mil elefantes africanos al año y poco se dice de la lenta muerte de niños, ancianos y hasta adultos jóvenes en urbes como México, Japón, Los Ángeles, Beijín y en general aquellas que obligan a las personas a respirar mugre, beber veneno, y empobrecerse por los paliativos que producen las farmacéuticas para no morir de manera fulminante?

Los que gozan de poder para determinar la vida y la muerte de la humanidad, en los años sesenta y hasta parte de los ochenta, satanizaron a quienes con una visión más objetiva y honesta trataban de impedir el abuso en la producción de pesticidas, plásticos, comida chatarra —que ha empobrecido al campo—, energía contaminante, etc. En Estocolmo, la ONU celebró en 1972 la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano. Diez años después también en Nairobi, 105 países suscribieron una declaración que retomaba lo señalado una década antes. La semana pasada, nuevamente fue Kenia, el anfitrión de quienes claman por una mayor colaboración entre las distintas naciones para proteger el medio ambiente[2]. ¿Cuáles liderazgos se impondrán en derredor de este tema crucial para la humanidad? ¿Continuarán su producción letal los impunes depredadores, vinculados con empresas transnacionales que disimulan la contaminación de ríos, aire o mares y la depredación de bosques, selvas, lagos, glaciares y tierras de reserva? ¿Escucharán y atenderán la opinión ciudadana que denuncia a estos asesinos, embozados a veces en fundaciones que además les dan el privilegio de deducir impuestos?

Habida cuenta que en cada gobierno hay personajes constructivos, pacifistas, beligerantes o belicistas y hasta un tanto cuanto trastornados en términos psíquicos o conductuales, en México más que quejarnos por la ausencia de líderes, lo que como pueblo debemos exigir es la inclusión de aquellos que más responden al interés de las mayorías o en su caso el encausamiento de quienes andan algo “perdidos, desubicados y hasta ignorantes” de la tarea que se les ha encomendado. ¿Este delicado tema del medio ambiente puede dejarse en manos de quien solo ambiciona el poder por el poder mismo? Ante la real amenaza para la sobrevivencia de la humanidad urgida de intervenir positivamente en el cambio climático ¿Existen sanciones para quien mal utiliza los recursos obtenidos —así provengan de instancias internacionales— y autoriza negocios publicitarios encubiertos detrás del préstamo de bicicletas? ¿No es una perversión promover este trasporte al mismo tiempo que se impulsa la producción de automóviles? A quien engañan con esta propaganda manipuladora, ¿al 1% que detenta el poder y controla las instancias para meterlos a la cárcel o al 99% que denuncia y se convierte en una voz que clama en el desierto?

Hace 40 años, hablar de protección al medio ambiente era casi sinónimo de enemigo del progreso, comunista rijoso contrario a la libre empresa y hasta guerrillero; hoy, cual si se tratara de una moda inevitable, hasta las más contaminantes empresas manejan discursos de responsabilidad social para la protección del ambiente; pero entre la retórica y la realidad, el calentamiento continua, el agua escasea, las plagas se multiplican, las especies se extinguen y millones de seres están condenados a una muerte prematura y dantesca.

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[1] Marcelo Ebrad sigue manejando millones de dólares, y la contaminación en el DF, continua siendo el principal precursor de cáncer, insuficiencias renales y otras enfermedades mortales para quienes aquí vivimos.

 [2] La reunión anual del Consejo de Administración y del Foro Global de Ministros de Medio Ambiente del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA).