Literaria

Premios Literarios

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¿Reconocimiento meritorio o simple publicidad?

Existen en el mundo de las letras múltiples y numerosos premios a “lo mejor de la literatura” local, nacional e incluso internacional; dichos premios tienen por objetivo reconocer los méritos creativos, artísticos y literarios de los más recientes escritores.

Quienes obtienen o han obtenido premios literarios comienzan regularmente a una pequeña escala, por ejemplo con los premios que otorgan las universidades del estado donde viven, las casas de cultura de sus ciudades o incluso algunas pequeñas editoriales, para posteriormente postular sus obras literarias, ya sean poemarios, ensayos, novelas, etc., a premios de mayor magnitud como por ejemplo premios nacionales, premios a obras literarias en determinado idioma o género y esto facilita la postulación de ciertas obras literarias a premios de nivel internacional e importancia mundial que no sólo premian un idioma o un género, sino lo mejor de la literatura a nivel internacional.

Los premios literarios más importantes y renombrados internacionalmente son por ejemplo: El premio Nobel de literatura, el premio Alfaguara y el Premio Anagrama (dos de las editoriales más importantes mundialmente), el premio Cervantes y el premio Book Award.

Regularmente quienes logran obtener un premio de mediana categoría posteriormente obtendrán uno de categoría mayor, de los mencionados anteriormente que figuran entre los de mayor importancia en el mundo entero.

Además del reconocimiento público, un jugoso contrato editorial y una fuerte remuneración económica, autores que consiguen que al menos una de sus obras sea premiada tienen la posibilidad de conseguir el éxito de por vida, pues el renombre alcanzado por un autor, luego de un suceso de esta naturaleza parece ser una oportunidad única y privilegiada, por lo que muchos deciden aprovecharla al máximo y explotar todas las posibilidades publicitarias que esto les acarrea.

Mientras la obra premiada del autor afortunado se conserva en constante circulación (pues es evidente que tras la premiación y la fama que ésta le proporciona al libro, éste será uno de los más vendidos por un considerable periodo de tiempo), el autor debe aprovechar para escribir la mayor cantidad de obras posibles, pues si no lo hace es muy posible que su nombre se olvide fácilmente y no pueda volver a obtener nada de la publicidad gratuita que el premio le otorgó.

Luego entonces para muchos autores tener la oportunidad de obtener un premio literario de gran categoría puede convertirse en una mina inagotable de oro, pues teniendo seguro el prestigio de ser “escritores premiados” por los más grandes expertos de la literatura a nivel mundial, se colocan en una situación en la que ya no es su obra la que se vende por su calidad literaria, sino su nombre, el nombre de un escritor prestigioso.

Los premios y su ensalzada difusión, condicionan al lector sobre un juicio que emitirá sobre el libro que está leyendo, haciéndolo pensar que todo material literario que esté bajo el cobijo de un premio es bueno y digno de reconocimiento, cuando en realidad debemos ponernos a pensar que los premios son dados a los escritores por otros escritores, figuras literarias o académicas con un gusto quizá sí refinado, pero humano al fin, por lo que no puede ser un parámetro cien por ciento válido para juzgar un libro y el trabajo de un autor.

Lo cierto es que premiada o no, si nos acercamos a la literatura debe ser por convicción y gusto propio, pues existe y puede seguir existiendo literatura excelente y de una calidad impresionante que jamás haya sido tomada en cuenta por ninguna institución para ser premiada y por el contrario puede haber libros premiados sólo por el gusto de unos cuantos que quizá no sea aquello que quieren hacernos creer.