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La Universidad de Guanajuato o la carencia de un eje rector en su vida editorial

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Es imprescindible que entienda que como máxima institución pública de estudios medios y superiores en el estado, es la productora por excelencia de conocimiento.

Coordinación Editorial de la Universidad de Guanajuato (Foto: Especial)

La vida editorial, en los últimos años, en Guanajuato, ha sido por demás interesante. Muestra de ello, la continuidad de varias editoriales institucionales, pero, a su vez, la nutrida presencia de iniciativas independientes que no sólo han fortalecido la cadena del libro sino que han motivado la incorporación de otras tantas propuestas emergentes.

Sin aventurarnos demasiado, podemos afirmar que se han publicado tal cantidad de libros en el estado como nunca. Libros de toda índole: académicos, científicos, de divulgación, históricos, filosóficos, de autor, memorias, manuales, poesía y, por supuesto, ficción.

No obstante la salud del quehacer editorial en Guanajuato, no deja de sorprender la ausencia de una política editorial en el estado. Tal es el caso de la Universidad de Guanajuato, cuya Coordinación Editorial no ha logrado presentar (o al menos lo desconocemos) un programa de trabajo que amplíe un catálogo que tiene como principal finalidad servir de herramienta de apoyo a la docencia, investigación y difusión de la cultura.

Hablo de un programa editorial que unifique los diferentes criterios y líneas de acción provenientes de los diversos campus, escuelas, divisiones, extensiones y direcciones que representan la vida universitaria de Guanajuato.

No se trata de limitar la creatividad de los diferentes planteles de enseñanza media superior. La actual modalidad organizacional de la Universidad, producto de la Ley Orgánica (aprobada en junio de 2007), permite la calidad en el trabajo académico por su flexibilidad y dinamismo en la formación y consolidación de grupos de trabajo, aumenta la cobertura educativa, propicia la capacidad de gestión y la administración de recursos para su fortalecimiento, impulsa a la interdisciplinariedad y contribuye a optimizar recursos en las materias que ofrece la universidad.

En resumen: “La organización académica favorece la articulación de las funciones sustantivas, a éstas se adecuan las funciones administrativas y se confiere un sello de identidad al ser y quehacer de la institución.”

Pero si en primera instancia, esto pareciera ser una solución práctica a una determinada problemática, también refleja la carencia de un eje rector en cuanto a línea editorial se refiere: cada quien pública lo que le venga en gana, y como Dios le haga entender. Prevalece, en la mayoría de los casos, la buena voluntad, la conjunción de esfuerzos, cierto interés generalizado, pero también la dispersión, el favoritismo, y, por qué no mencionar, el dispendio.

Es evidente que Guanajuato requiere, en el campo editorial de la Universidad, incorporar los productos editoriales resultantes de los procesos de enseñanza aprendizaje. También es claro que ningún área editorial podría darse abasto ante la demanda de publicaciones.

Es aquí donde recae el papel que debe de jugar la Coordinación Editorial que, como su nombre lo indica, debe de concertar medios, esfuerzos, etcétera, para una acción común. En otras palabras, lo que necesita la Universidad es una coordinación que coordine, valga la expresión. Un área que delinee, acompañe los procesos, apoye cuando se deba hacerlo, supervise, pero, sobre todo, que tenga prospectiva, que mire hacia el futuro.

Cuál es el papel que jugará el programa editorial de la Universidad en el siguiente decenio como lo señala su modelo educativo de cara hacia el año 2020. Lo ignoramos, pero cabe preguntar si lo sabe acaso quien está en este momento a cargo. No es una cuestión de personal sino contar con una estructura orgánica que resuelva la coyuntura presente y a la vez permita construir hacia adelante.

Es imprescindible que la Universidad de Guanajuato entienda que como máxima institución pública de estudios medios y superiores en el estado, es la productora por excelencia de conocimiento y, por ende, de productos editoriales en los soportes y plataformas que mejor convengan.

Esto, por supuesto, conferirá un sello de identidad al ser y quehacer de la institución —en este caso— en lo que se refiere a la cultura escrita.