Candil de la Calle

Las rejas del General (Florencio Antillón)

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El primer signo de la corrupción en una sociedad que todavía está viva es «el fin justifica los medios».

Georges Bernanos

(Foto: Archivo)

A la oficina de Nuria Sanz, Jefa de la Sección de América Latina y el Caribe del Centro de Patrimonio Mundial de la UNESCO, y a la del arquitecto Gustavo Araoz, presidente del ICOMOS internacional, entre varios otros funcionarios de estos niveles de autoridad en términos del patrimonio mundial y nacional, ha sido enviada en los primeros días de octubre una nueva misiva, una más, por parte de ciudadanos guanajuatenses y organizaciones como el Consejo Ecologista Guanajuatense y “Rescatando Los Picachos” sobre el dedo en la llaga del Paseo de la Presa: la “restauración” del parque General Florencio Antillón.

Este escrito, que también toca acuse de recibo en oficinas centrales del Instituto Nacional de Antropología e Historia, se convierte en un nuevo y urgente llamado a todas estas instancias para que efectúen una visita de inspección a la ciudad, que pronto cumplirá 25 años de haber sido declarada Patrimonio de la Humanidad.

“Pensamos que es muy importante revisar el estado actual de la ciudad de Guanajuato para verificar qué tanto se ha conservado en su autenticidad e integridad”, dicen los solicitantes.

(A quienes se sumarán, seguramente, un cúmulo de ciudadanos que observamos desencadenarse, a diestra y siniestra, obritas y obrotas invadiendo callejones, letreros inadecuados, cambios de mobiliario urbano y otros desastres pequeños y grandes).

En un oficio anterior, enviado el 27 de mayo, estos mismos ciudadanos ya daban cuenta a tan altas autoridades de la desastrosa intervención que derivó en que hoy la zona del Embarcadero de la Presa de la Olla se vea como se ve y esté convertida en lo que está, gracias al proyecto autorizado por anterior gobierno municipal, y ejecutado por quien encabeza el actual, Luis Fernando Gutiérrez.

Y aunque otro de los futuristas proyectos como el de la Plaza comercial El Cantador (con todo y las bondades que representa en opciones para los guanajuatenses, empleos, etc.) se alcanzó, primero a frenar, y posteriormente, a revisar con las observaciones generadas que han derivado en una modificación del mismo, quedan resquicios por donde las maravillosas ideas de algunos creativos funcionarios se traducen en ganas de pasar a la posteridad metiendo mano a algunos de nuestros rincones más emblemáticos, justo lo que ocurre con el parque General Florencio Antillón

Una primera etapa a la que se destinaron 7.6  millones de pesos quedó consumada. Y tras ella, la desoladora imagen de un parque centenario que pasó a la modernidad, con todo y bancas fabricadas en serie, pisos originales modificados —y de paso toda la vegetación que ahí existía— y sus elementos constructivos intervenidos y mutilados rotundamente.

Para coraje público del alcalde Luis Fernando Gutiérrez, esta petición para revisar tales obras —y los proyectos de las etapas subsecuentes— está acompañada por una opinión técnica del representante de ICOMOS en Guanajuato, el doctor Manuel Ramírez Sánchez, quien a manera de conclusión exhibe “la aniquilación” del parque en una serie de fotografías en las que suscribe su opinión técnica sobre la “restauración” efectuada en esta primera etapa.

Los expertos opinan. Los políticos hacen política. Los ciudadanos preocupados protestan y piden revisar obras, frenar lo que se tenga que frenar y corregir lo que se pueda. Otros van al puro negocio. A poco no.

Y quienes hemos ido ya al parque a inspeccionar directamente las obras, además de encontrarnos con los tramos de barandal faltantes y otras piezas que han sido robadas (y así lo denunció y documentó otro ciudadano) nos topamos con un paisaje desolador.

Igualito que en el Embarcadero de la Presa de la Olla.