Epidramón

A treinta años

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A treinta años de su partida de… esta vida, recordamos al ilustre guanajuatense, escritor ensayista, novelista, dramaturgo, nieto del Gral. Florencio Antillón, quien combatió contra los franceses cuando quisieron invadir nuestra patria y que muy merecidamente terminó en nombre de parque; precisamente allí donde se encuentran los restos de Jorge Ibarguengoitia Antillón, desde el año 2007 dentro de una bala de cañón, no sé si sea por alguna referencia a su forma de ser, lo que sí sé es que sus obras son muy leídas en muchas partes de esta canica azul (me refiero al planeta Tierra) incluso se le realizaron homenajes en España y en diferentes partes de nuestro país, El dicho dice que” nadie es profeta en su tierra”, y aquí aplica porque este guanajuatense sobresaliente no era muy bien visto por sus contemporáneos, ya que en sus obras los invitó a formar parte de ellas sin avisarles y tal parece que a algunos no les gustó, mucho menos a ciertas familias de rancio abolengo, ya que nuestra ciudad se caracteriza por esa forma de pensar tan retrógrada y cerrada y, precisamente, el nombre de Guanajuato se convierte en “Cuévano”, lugar ficticio donde se desarrolla la novela Estas ruinas que vesdonde aparecen personajes muy parecidos a gente de esta capital, y bueno ahora después de que muchas personas antes de leer la novela en cuestión vieron la película, se hizo famoso “Cuévano” y ahora nos llaman así a los habitantes de este lugar habiendo gente que no le gusta sea considerado con el gentilicio de cuevanense, ya que este adjetivo se refiere al lugar geográfico de donde proviene una persona, y pues Cuévano es un lugar de la fantasía. Como de fantasía es nuestro guanajuatianguis Ibarguengoitiano, donde todo parece una sátira, una comedia, una farsa, donde todo o casi todo es teatro. Y nosotros los actores. Así pues vaya esto en recuerdo:

Nos cambiaron el gentilicio

aunque a unos les duela

somos donde todo es ficticio

personajes de novela.