Candil de la Calle

Migrantes

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Nos volvemos justos idealizando actos de justicia, valientes realizando actos de valentía. 

Aristóteles

(Foto: Especial)

El lunes 2 ingresó a territorio mexicano la novena caravana de madres y familiares de migrantes centroamericanos que han desaparecido en territorio mexicano.

La caravana entró al país de Guatemala a Tenosique, Tabasco. Fue recibida por los encargados del Refugio de la 72, con Fray Tomás González al frente, un religioso que ha trabajado por años en la atención a mirantes de Centroamérica que arriban a México en su tránsito hacia los Estados Unidos.

Por esta tarea, Fray Tomás ha sido amenazado en múltiples ocasiones; las últimas en los términos en que los grupos del crimen organizado irrumpieron también en el tráfico, secuestro y extorsión de estos viajeros que persiguen, como tantos, el sueño americano.

La caravana se hizo visible a su paso por el territorio guanajuatense el año pasado, cuando las madres y familiares que la integran fueron recibidas en Irapuato, donde hicieron un alto para celebrar un acto en la plaza principal, donde mostraron las fotografías de los y las desaparecidas.

Hubo seis reencuentros que se concretaron el año pasado, gracias al trabajo de búsqueda que los organizadores de la caravana realizaron, y a la difusión que subió de tono en los medios, ante los niveles críticos que ha alcanzado la temática de las desapariciones en México.

Varias de estas familias no habían sabido nada o no habían visto a estos migrantes desde hacía décadas, y se aventuraron al recorrido que cuenta con la ayuda del personal de varios de los albergues establecidos para dar alojamiento y alimentos a estos viajeros, los cuales han recibido también a las familias que los buscan.

Lamentablemente, el año pasado ninguna autoridad estatal o municipal recibió, escuchó o atendió a los integrantes de la caravana. Sí lo hicieron, en cambio, organizaciones como Amnistía Internacional y algunos académicos y alumnos de la Universidad Iberoamericana que están estudiando y registrando el fenómeno, y que han constatado la indiferencia y los malos tratos que reciben en la entidad, particularmente de autoridades estatales y municipales, sin dejar de lado la indiferencia ciudadana, con sus excepciones.

A pesar de que Guanajuato es paso importante y hay varios puntos como Celaya e Irapuato donde se han asentado colonias de migrantes centroamericanos en condiciones difíciles, el discurso que se pronuncia hacia afuera en el caso de los indocumentados guanajuatenses que ingresan a los Estados Unidos, no corresponde, no es solidario, con el panorama que enfrentan los centroamericanos en su tránsito —o asentamiento— por Guanajuato.

Este año, la caravana efectuará un recorrido que incluye Palenque en Chiapas; Coatzacoalcos y el puerto de Veracruz, Atitalaquia en Hidalgo; Tequisquiapan en Querétaro, así como León, San Luis Potosí, Aguascalientes y Guadalajara, entre otras con las que completarán 22 ciudades.

Recibamos a las 43 mujeres y los 3 hombres que vienen desde Honduras, El Salvador, Nicaragua, Guatemala y hacen este recorrido para encontrar a sus paisanos, hijos, hermanos, como quisiéramos que recibieran a los nuestros si ese fuera el caso; como los responsables de la política internacional mexicana suelen pregonar, como si estuviéramos nosotros en el lugar de esos migrantes.

Ellas, ellos, también buscan. Tampoco encuentran.