En el mundo donde los segundos se convierten en minutos, donde los minutos se transforman en horas, en donde las horas se vuelven días y los días años, en ese mundo han pasado apenas unos cinco meses. En este mundo, donde hoy es ayer y a veces es mañana, ha pasado tan solo un momento.

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Cerré los ojos un momento y sentí. Escuché el silencio y el ruido parecía más ruidoso aún. Sentí el espacio vacío y la presencia de todas las cosas se intensificó. De pronto, mis pensamientos se quedaron en silencio y en la obscuridad hubo una obscuridad mayor, un hoyo negro que me arrastraba hacía él, después nada, abrí los ojos con un sobresalto y fue como volver a nacer.

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Hoy otra vez sucedió lo mismo. Nunca eres tú.

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La vida sigue siendo lo que es, una serie de acontecimientos que se cruzan.

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Te esperé sentada. Miré en total setenta y siete atardeceres contando el de hoy, mientras pensaba en ti. Quiero darte gracias a pesar de todo, pues si en mí hay algo de poesía aún, es debido a este amor no correspondido.