Ecología Acústica

Esclavos del ruido

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Queridos lectores, otra vez por aquí.

De unos años a la fecha, los ciudadanos de Guanajuato tenemos que luchar en contra del ruido.

El día 8 de noviembre acudimos al concierto de la Pianista Mexicana Elena Camarena en el Teatro Juárez, estupendo concierto de la maestra, sin embargo el ruido producido por las bocinas de gran formato que amplifican el canto del trovador que actúa en parte de la Calle y la explanada que ocupa el café que se encuentra en las afueras del monumental recinto, logra colarse hasta el foro. Al salir del concierto medimos la intensidad del ruido producido por los altavoces del café, registrando 88 decibeles, poco más adelante, caminando hacia el Museo Iconográfico del Quijote registramos 91 decibeles, ruido de otras cantinas que se encuentran en la zona.

Lo mismo sucede en el Teatro Principal con el ruido de una cantina que se encuentra por el callejón de al lado. De ese espacio no hemos realizado mediciones.

Otro punto en que por temporadas se vive el pandemónium sonoro, es la calle de Mendizábal casi esquina con Cinco de mayo, en el estacionamiento en donde se ubican los artesanos cada año durante la celebración del Festival Internacional Cervantino. Ahí se escucha la música de corte andino a todo volumen, realizamos medidas con sonómetro y en ese lugar la marca alcanza los 97 decibeles.

Durante un recorrido en un día de cervantino, por el Callejón del Campanario abordamos a dos inspectores de Fiscalización que estaban por ahí vigilando a los comerciantes ambulantes, les preguntamos cuales son los límites de ruido que el Bando de Policía y Buen Gobierno de la Ciudad de Guanajuato permite; pues no supieron, parece que no saben que existe un Bando y mucho menos que es una Ley para una sana convivencia entre propios y extraños.

Otro detalle que sufrimos son estéreos en autos y motocicletas que circulan libremente contaminando el paisaje sonoro de la ciudad, haciendo víctimas a los ciudadanos que nada tenemos que ver con las necesidades de estas personas que salen a las calles a mostrar sus poderosos aparatos de sonido con ruidos que es posible que tampoco a ellos les gusten, pero que significan una moda que molesta y que invade el espacio de todos.

Cabe mencionar que el Bando de Policía y Buen Gobierno dice:

Artículo 32. Son infracciones contra la convivencia, las siguientes: I. Ocasionar molestias con emisiones de ruido superiores a los 68 decibeles de las 6:00 a las 22:00 horas, y 40 decibeles de las 22:00 horas a las 6:00 horas del día siguiente, que son los límites máximos permisibles en el Municipio de Guanajuato, de conformidad además con la Norma Oficial Mexicana NOM 081 ECOL 1994 y el Reglamento para la Protección del ambiente contra la Contaminación originada por la Emisión de Ruido.

Queda claro que las autoridades y los habitantes de la ciudad no ponemos atención en el ruido, o ¿hemos perdido la capacidad de gozar y disfrutar del silencio y la paz que éste proporciona?

No puede ser posible que asumamos como algo normal que unos pocos nos conviertan en víctimas pasivas de la contaminación por ruido. Hagamos efectivas las leyes y pidamos de manera respetuosa y enérgica el respeto por un ambiente limpio y por la paz y la salud a que tenemos derecho.

Les comparto un pequeño ejemplo del ruido que producen las cantinas y cafés en la calle de Sopeña.