Candil de la Calle

Un día sin violencia

Compartir

La violencia es una debilidad.

Jean Jaurés

Mujer EspecialEs posible que el 25 de noviembre sea un día frío. Pero las mujeres sentiremos calor.

Seremos el centro de la atención.

Seremos abrigadas, reconfortadas, amadas y protegidas.

El 25 de noviembre se anunciarán programas para cuidarnos.

Funcionarios públicos, gobernadores, alcaldes, diputadas, hablarán desde sus altas investiduras para comprometerse con nosotras, para prometernos que nunca más, que ya falta menos, que ahora sí va en serio.

Se celebrarán ferias, exposiciones, conferencias, charlas, foros, brindis, venta de todo tipo de artículos elaborados por nuestras manos, las manos de las mujeres.

Es posible que ese día, diputadas y diputados anuncien alguna nueva ley, una reforma “en serio”, una iniciativa de rápida resolución para castigar a quienes nos agreden, nos infligen toda clase de dolores: los del cuerpo y los del alma.

Castigos más severos contra aquéllos que nos castigan con sus puños, nos escatiman el dinero, nos sobajan y humillan verbalmente hasta que les creemos.

Las diputadas tendrán un pretexto perfecto para hablar de nosotras, de lo que merecemos, en lugar de hablar en tribuna sobre el día del maestro, el aniversario de la Revolución o la paz mundial.

Ese día se recordará a las feministas (sólo lo necesario).

Las mujeres que ocupan cargos de elección —que ahora son más porque se han ganado cuotas de género por luchas de género, aunque a ellas después se les olvide— hablarán de la importancia de la conmemoración, del por qué de la fecha, de todo lo que se ha hecho y de todo lo que falta por hacer para acabar con la violencia contra nosotras.

Toda.

Se presentarán estadísticas, cifras, datos, encuestas, informes, reseñas, casos, testimonios, todo sobre nosotras.

El 25 de noviembre, las mujeres somos pretexto, cita, argumento, discurso oficial.

Porque el 25 de noviembre se conmemora el Día internacional por la eliminación de la violencia hacia las mujeres.

Entre el 8 de marzo y el 25 de noviembre, todo lo demás pasa, ocurre, transcurre.

Somos acosadas en el trabajo, en las oficinas públicas y en las privadas.

Nos pagan menos por el mismo trabajo que hacen los hombres en muchas empresas y sectores.

Somos compañeras de fórmula, suplentes, “juanitas” en las candidaturas.

No figuramos en cientos de cargos públicos de primer nivel.

Nuestras parejas, novios, esposos, hijos, padres, nos maltratan.

Nos asesinan, nos tiran en los baldíos, nos violentan en la escuela, en el hogar.

Pero el 25 de noviembre no.

Por fortuna.