Histomagia

Continuum de narrativas

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Histomagia. Narrativa y ficción de Guanajuato

Probado el delito, se consumó el desalojo (Foto: Archivo)
(Foto: Archivo)

La narrativa es una de las formas en que nos comunicamos en todos los ámbitos sociales. Contarle a alguien nuestras vivencias nos hace ser parte de un todo y estar en correlación con las posibilidades de ficción que se pueden presentar en cualquier momento. La vida es así. Es un continuum de narrativas que se generan a partir de lo visto, lo vivido, lo contado, lo inventado, lo soñado. Son posibilidades creativas que se mueven en el imaginario social en lo real e irreal. Por ejemplo, hay noticias tan macabras—o a veces pienso tan humanas— que permiten que la vida real sea más ficcional que la misma ficción. Hoy me contaron que recién en los noticieros salió la nota que mostraba como una persona dedicada a la incineración de cuerpos, en el sureste del país, decidió hacerles creer a sus clientes que lo entregado en unas urnas (arena y cal) era, en realidad, las cenizas de sus muertos; eso sí: tenía embalsamados más de 60 cuerpos y todo porque le habían declarado obsoletos sus aparatos para quemar los cuerpos. Esto rebasa la ficción porque sale de lo común, de lo cotidiano, de lo que la gente espera escuchar. Tal vez la necesidad lo llevó a realizar tales actos, pero ello no obsta que ha cometido un delito.

Con este tipo de narrativas, me da por pensar entonces que si alguien me cuenta que de repente va en la carretera y se encuentra el espíritu de un muerto pidiendo aventón, o que si de repente baja por un callejón y se encuentra a algún tuno perdido levitando, cantando y tocando la guitarra a altas horas de la noche en busca de sus compañeros, o si escucha el conocido: ”Ay mis hijos” de la consabida omnipresente Llorona en esta ciudad, son relatos tan creíbles que hacen que lo ficcional, entonces, se mueva de lugar en tanto quien lo cuenta lo desprenda de una realidad vivida. Y, lo de los embalsamados, parten de una realidad vívida de no poder seguir trabajando en lo que sabe hacer. Pobres de los muertitos, los deudos y del señor que incinera. No le será posible ya mantener a su familia.  Porque eso sí, en cada historia hay más de una versión, dependiendo de los involucrados.

Guanajuato es una ciudad tranquila que de repente nos muestra historias que parecen desfasadas de la realidad. Aquí recientemente salió en los periódicos el caso de un sobrino que ocultó la muerte de su tía por más de dos años para seguir cobrando los arriendos y hacer contratos a nombre de la finada con el objetivo de ganar dinero sin trabajar, es decir, cobraba el dinero de “manos muertas”. No sé si esto es más doloroso, pero lo que sí es claro es que la ficción nos rebasa, nos obliga muchas veces a preferir historias inventadas que las reales.

No, si estar dentro de una ciudad que es un mosaico de talavera, calavera, templos, luces, momias, espantos, traiciones, amor, museos, es una aventura fabulosa.  Pero no me creas, ven, lee y anda Guanajuato.