Histomagia

Cerros y piedras

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Vista de Guanajuato AechivoGuanajuato es conocido por estar “entre sierras y montañas” como dice la canción. Al estar en una cañada, el paisaje es meramente como estar en una ciudad que, a decir de Jorge Ibargüengoitia, “se  te viene encima”, ya que estamos en unas paredes que protegen de fuertes vientos a los habitantes. Sin embargo, uno de los tópicos importantes es la manera que aquí se considera la serranía, las piedras de los cerros, tanto que hay una leyenda en donde se dice que dos piedras en un cerro son dos comadres que de tantas habladurías e inventos entre ellas, obtuvieron castigo divino al quedar inmovilizadas y condenadas a estar juntas. En la Presa de San Renovato, arribita de la de La Olla, están las estatuas de un cocodrilo y una serpiente que representan también a las dos comadres. De cualquier manera fueron convertidas en piedras en un cerro o cerca de una presa.

El concepto de que la piedra tome vida de leyenda se ha conocido dentro de varias culturas, como una de las maneras de justificar la misma historia, por ejemplo de valentía y lealtad, como en el caso del Popocatépetl y el Iztaccihuatl que son símbolo de esa lealtad y fidelidad de un guerrero representado por el Popo o Don Gregorio, después de la muerte de Iztaccihuatl: juntos para siempre y ahora el Popo es el guerrero hincado que vela  a su amada muerta y parece “una mujer dormida”.

Así mismo, dentro del imaginario colectivo se sabe que, por ejemplo, los Cerros Grandes donde están las Antenas aquí en Guanajuato, pueden ser dos gigantes dormidos que dieron su vida para proteger la ciudad. O el cerro de Sirena que da su vida al tener en sus entrañas a los mineros que han dado riqueza y bonanza a este lugar desde tiempos de antaño.

No sé, pero lo que sí sé es que los cerros pueden ser mágicos, ya sea por ser considerados piedras que caminan o cobran vida, o por los beneficios que dan a los seres mágicos que habitan en ellos como brujas, duendes, hadas, fantasmas, o incluso el ser vivienda eterna de dinosaurios extintos, petrificados, que dan fe de distintas edades y de la evolución.

Recuerdo que en el Cerro de Sirena, más conocido como La Crucita,  hubo un tiempo en que danzaban al aire, cerca de esa cruz, varias bolas de fuego como en una danza dantesca de un ritual milenario, supongo que para ir de caza de bebitos en la ciudad o rancherías cercanas. Se dice que estas bolas de fuego son una de las maneras en que se presentan las brujas. Otra manera es cuando se quitan las piernas y se ponen los ojos de su gato para poder ver en la noche. No sé si en verdad existan las brujas, pero como dice el dicho: de que vuelan, vuelan.

Es difícil vivir en una ciudad como Guanajuato y no dar cuenta de su mágico entorno. No podemos salirnos de las creencias del pueblo sólo por el uso de las tecnologías; la tradición, las costumbres, el manejo de energías para el bien y para el mal conviven en esta ciudad. Ya ves las mismas piedras tienen historia de vida, de muerte y de castigos divinos. Créeme que este mosaico de riqueza cultural es inédito e increíble. Ven a vivirlo aquí cada momento. Ven, lee y anda Guanajuato.