Una Colorada(vale más que cien Descoloridas)

Víctimas inocentes de agresión

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(Foto: Especial)
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Sorprende, que la última semana en la cualse celebró un día más a favor de la infancia —4 de junio Día Internacional de los Niños Víctimas Inocentes de Agresión—[1] México, país que suscribió la Convención por los derechos de los menores de edad, que se ha allanado a la declaración de los derechos del niño y que por ende celebra los días y años internacionales dedicados a este tema, haya dado mayor espacio a notas que en esencia pueden dañar psicológica y socialmente a los televidentes menores de 18 años[2]. ¿El maltrato infantil —25 de abril— es solo perpetrado por grupos de pandilleros o poblaciones en guerra? Apenas se está admitiendo que determinados productos de comida rápida y enlatada afectan la salud de muchos niños ¿De qué manera los consorcios mundiales asumen que sus alimentos producen cierta forma de maltrato? ¿Qué relación hay entre estos productores de “comida” y los que sirven para abonar la tierra a donde se siembran transgénicos? ¿Cuál es la vinculación entre aquellos vendedores de tales productos y los que elaboran medicamentos para curar enfermedades como síndromes “congénitos” que afectan el sistema inmunológico, los que dan cáncer y otra serie de enfermedades “no conocidas”?

Este fenómeno es definido por la Organización Mundial de la Salud como “los abusos y desatención de que son objeto los menores de 18 años e incluye todos los tipos de maltrato físico o psicológico, abuso sexual, desatención, negligencia y explotación comercial o de otro tipo que causen o puedan causar un daño a la salud, desarrollo o dignidad del niño, o poner en peligro su supervivencia, en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder; incluyéndose dentro las diversas formas que define a la exposición a la violencia de pareja”.

En un valorado esfuerzo por llamar la atención sobre el problema que en México sufre una tercera parte de los infantes, Noemí Díaz Marroquín, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM apuntó que esta cifra sólo se refiere a la violencia evidente, porque hay tipos más sutiles, como la negligencia y el abandono, que se dan en todas las clases sociales”, agregando que se alcanzaría un 70% de este sector si se tomara en cuenta la cifra oculta. Tanto la maestra citada como Dr. Guillermo Dávila reiteraron lo que organizaciones de la sociedad civil han dicho hasta el cansancio acerca de que hoy día se considera normal que los pequeños “solo tengan como compañía la televisión, los dispositivos móviles o los videojuegos” en un sector por la necesidad de ambos padres o el que se ha quedado solo, de salir a trabajar en condiciones lamentables debido al escenario económico actual, y en el caso de los que no enfrentan dicha carencia, porque justamente el exceso deja a los niños en manos de nanas y choferes.

El fenómeno es pues multifactorial. Si tenemos adultos que reducen el amor a lo sexual, lo sexual a lo genital y las metas trascendentes al éxito social y financiero, se explica por qué en el seno de muchas familias es imposible crear un ambiente de protección y socialización sana para las personas en desarrollo. Cada niño requiere de amor, que no es consentimiento ni falta de límites; necesita reconocimiento, valoración, apego y acompañamiento. Alimentar es importante pero privar al niño del cariño de un grupo social básico es tanto como “arrebatarle una parte fundamental para su desarrollo, señalaron los profesionales de la facultad de psicología de la UNAM, sin omitir detalles de la repercusiones psicológicas cuando esto falta, aun cuando los pequeños tengan comida o asistan a un colegio reconocido.

En el mundo entero, son millones los niños que por tales carencias caen en las garras de pervertidores, perpetradores de actos aberrantes y manipuladores. Aun cuando la propia OMS reconoce la dificultad para establecer la magnitud del problema, sí ha definido que “una cuarta parte de todos los adultos manifiestan haber sufrido maltratos físicos en su infancia; 1 de cada 5 mujeres y 1 de cada 13 hombres declaran haber sufrido abusos sexuales”. La desatención emocional es quizá uno de los mayores problemas de maltrato infantil en el siglo XXI[3]. Las consecuencias del maltrato están vinculados con muy diversas formas de sufrimiento y consecuencias a corto o largo plazo como resultado del estrés que predispone a trastornos del desarrollo cerebral temprano, alteración del desarrollo de los sistemas nervioso e inmunitario y problemas conductuales, físicos y mentales, tales como: depresión; obesidad; suicidio; consumo indebido de alcohol y drogas; actos de violencia —lo mismo víctimas o perpetradores— consumo de tabaco; comportamientos sexuales de alto riesgo; embarazos no deseados; contagio de enfermedades, etc. Afortunadamente para la humanidad, siguen existiendo padres y madres amorosos, abuelos consentidores y familiares sinceros que sí pueden actuar teniendo como centro de su comportamiento el amor, que les impulsa a prepararse espiritual, académica, emocional y socialmente para una tarea tan importante como es la crianza infantil.

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[1] El 19 de agosto de 1982 la Asamblea General de las Naciones tuvo la iniciativa a partir del reconocimiento de los niños palestinos y libaneses afectados de la agresión de Israel; aunque al final del día lo expandió a todos los niños del mundo.

[2] Se han repetido hasta el cansancio detalles de la tragedia de los menores que mataron jugando a un niño de seis años en Chihuahua, y se han buscado eventos similares —preescolares que deambulan y llegan a las autopistas, menores arrojados a los basureros— en toda la república como si se tratara de un film de terror.

[3] Se calcula que cada año mueren por homicidio 41 000 menores de 15 años. Esta cifra subestima la verdadera magnitud del problema, dado que una importante proporción de las muertes debidas al maltrato infantil se atribuyen erróneamente a caídas, quemaduras, ahogamientos y otras causas.