
Cuando era pequeña me parecía triste que para poder vivir adecuadamente tuviésemos que dedicar un tercio de cada día a dormir, habiendo tanto por descubrir o por hacer, aunque seguramente no es más triste que estar cansado dando vueltas en la cama sin conciliar el sueño por el motivo que sea, agrandando los problemas, presas de la angustia y tremendamente solo porque el resto del mundo descansa.
Integrarnos a nuestras actividades sin haber dormido lo suficiente, ya no digamos sin haber pegado el ojo un segundo, implica estar ojeroso, malhumorado, carente de energía, desconcentrado y dando sendas cabezadas en los momentos de menos actividad, montones de accidentes laborales y de tráfico son provocados por personas que pasaron una o varias malas noches.
Aun no se sabe cuánto tiempo puede aguantar una persona sin dormir antes de morir o volverse loca, pues dichas consecuencias hacen poco ética la experimentación, once días es el máximo registrado por la ciencia sin que medie alguna patología y después de ese periodo, el sujeto en cuestión tenía problemas de memoria, casi no podía hablar ni ver y presentaba severas alucinaciones muy similares a la esquizofrenia, además de dificultades cognitivas. Las pruebas hechas con ratas no son mucho más alentadoras, al cabo de un lapso de 11 a 32 días privadas del sueño todas habían muerto o estaban en camino de hacerlo.
Si tuviésemos alguna máquina que nos exigiera estar apagado durante ocho horas para poder funcionar las otras dieciséis, seguramente lo desecharíamos por ineficiente, y lo mismo pasa con nosotros, tenemos tan interiorizada la teoría de la productividad que se nos olvida que distamos mucho de ser una y abusamos o dejamos que abusen de nuestras energías pensando, tal vez, que el tiempo inactivo es un desperdicio.
Lo cierto es que la mente y el cuerpo humano no desaprovechan las horas durmiendo, pues se regeneran, depuran e incluso crecen, es decir que cumplen una función de mantenimiento y actualización. Al inicio decía que me parecía triste tener que emplear un tercio del día durmiendo pero hoy que estoy desvelada considero que sin descanso el resto del tiempo no vale nada, tanto por conocer y por vivir y yo solamente pensando en mi cama.