Candil de la Calle

Un panista de ciencia y conciencia

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Luis H Alvarez Foto Especial
(Foto: Especial)

A don Luis H. Álvarez le alcanzó su larga vida para hacer huelga de hambre; marchar a la Ciudad de México, contender por varios cargos públicos, ser comisionado para la paz en Chiapas y retirarse en los tiempos en que el PAN se transmutaba del férreo doctrinario inspirado por y en Manuel Gómez Morín, al trasnochado borracho de poder con Vicente Fox arribando en Los Pinos a nombre, sí, del PAN.

En cuanto supe de su muerte, acaecida este miércoles en la ciudad de León donde se encontraba residiendo desde unos meses atrás con su hija Margarita, me vino a la memoria un artículo que escribió el periodista Francisco Ortiz Pinchetti, quien conoció el panismo en sus entrañas, lo retrató periodísticamente durante muchos años y acompañó a Luis H. Álvarez en varios de sus propósitos políticos, desde su mirada de periodista.

En mayo de hace dos años, Ortiz Pinchetti publicó su artículo titulado “Un don Luis de carne y hueso”, del que me atrevo a reproducir a continuación el primero de sus párrafos:

“A muchos panistas de estos tiempos debería caérseles la cara de vergüenza al cruzar el patio de la sede nacional de su partido, que desde la semana pasada lleva el nombre de ‘Plaza Luis H. Álvarez’. Don Luis representa precisamente los valores de los que ellos carecen, los principios que han traicionado. El homenaje es más que merecido, por supuesto, como lo fue el otorgamiento que le hizo el Senado de la medalla Belisario Domínguez en el 2010”.

La descripción que hace el periodista no es novedosa para quienes desde el periodismo hemos vivido la evolución del Partido Acción Nacional como uno de los protagonistas de la historia política y de las luchas democráticas en nuestro México, y conocimos, alcanzamos a conocer y francamente recordamos con añoranza a ese partido y sus militantes bragados y firmes (muchos, una mayoría) que hace todavía un par de décadas hacían lo que Vicente Fox banalizó en una frase populachera: abrir surco y brecha de democracia.

El panismo cuestionaba al poder (cuando el poder sólo lo tenía el PRI); reclamaba ética, denunciaba la corrupción, acompañaba al ciudadano de a pie contra los abusos, la represión o la inseguridad; velaba por elecciones en las que el voto fuera contado y respetado y hacía ostensibles los fraudes que un día sí y el otro también corrían a cargo del único, todopoderoso PRI de entonces.

Me tocó caminar en esas marchas contra el fraude, registrar también varias huelgas de hambre, denuncias penales, protestas, represión.

Don Luis H. Álvarez es uno de los perfiles emblemáticos de ese panismo para los mexicanos de edad madura.

Para los jóvenes, esos personajes o liderazgos emblemáticos seguramente han desaparecido y no figuran en su ideario cotidiano cuando hablan de política o se interesan en ella.

Porque Acción Nacional llegó al poder y…

Lo demás es historia sabida. Aprendió, imitó y en muchos casos, superó al todopoderoso PRI en sus peores facetas, en sus más perversos vicios, en su podredumbre: cacicazgos, paternalismo electorero, corrupción, nepotismo, autoritarismo, corporativismo, una clase burocrática privilegiada… y demás.

“Hoy abandono el ayuno para, al lado de ustedes, salir a ocupar las nuevas trincheras”, fueron las palabras de don Luis al terminar el ayuno de 41 días (que puso en riesgo su vida) por el fraude electoral en Chihuahua, en 1986 (citadas por Ortiz Pinchetti).

Vergüenza les debería de dar.