El Laberinto

Guerra de profesiones

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Profesiones Foto ArchivoSiempre me ha parecido muy curiosa la rivalidad entre las diferentes profesiones, sobre todo en aquellas que son directamente antagónicas como ingenierías y letras o entre las que por su cercanía se disputan el terreno a explorar y se desacreditan mutuamente, dejando de lado todos los parecidos que tienen.

Le atribuyo este fenómeno a varias causas: la primera es que se suele medir la inteligencia de acuerdo a habilidades numérico-matemáticas, por lo que se tiene la creencia de que todos los que nos dedicamos a profesiones alejadas de esto ocultamos un turbio pasado de malos en álgebra y optamos por la vía “fácil”.

La segunda puede ser que se confunde la utilidad social de una carrera con la suma que aparece en nuestros cheques al final de mes o con los resultados palpables de nuestra labor, sin pensar que esto solo quiere decir que algunos trabajos generan mayor riqueza, como los que se relacionan con ramas industriales o tienen un carácter de urgencia que permite elevar el precio de los honorarios como los dentistas o los abogados.

La tercera, creo yo que es una cuestión de identidad y orgullo, todo mundo cree haber estudiado “aquello que cambiará al mundo” ya sea por su utilidad, por sus perspectivas laborales o por el enfoque obtenido, hasta cierto punto considero normal que una decisión tan importante como el camino que queremos seguir a futuro nos marque como personas, mas considerando que ningún estudio profesional es un proceso sencillo, pero eso no nos da derecho a demeritar a los que no siguieron el mismo camino que nosotros.

Utilizando una metáfora un tanto burda, si cada profesión se dedicara a estudiar la pieza de un reloj considerando que solo ellos detentan la verdad absoluta, para cada tipo de experto el reloj seria un engrane, un resorte o una manecilla pero jamás conocerían su completo funcionamiento.

Esta es la cuestión principal, en la vida cotidiana todos nos necesitamos, por más que el positivismo haya parcelado la realidad para hacerla asequible a nuestro entendimiento, lo cierto es que el mundo es uno solo y no existen fenómenos puros. Y si no me creen imagínense en una isla desierta rodeados exclusivamente de sus colegas, el infierno de Dante se quedaría corto.