Guanajuato, Gto. 11 de julio de 2016.- Con el fin de evitar un desencantamiento para la sociedad el nuevo sistema de justicia penal, deberá de tener un intensa difusión en la forma de juzgar delitos, ya que no se ha atendido este rubro, además de que es un nuevo sistema que no es policiaco, ni de prevención ni de combate al delito, sino todo lo contrario.
Así lo señaló el magistrado presidente del Consejo del Poder Judicial y presidente del Supremo Tribunal de Justicia, Miguel Valadez Reyes, quien agregó que la ciudadanía quiere algo que disminuya el índice delictivo, la inseguridad y los crímenes, pero dicho sistema no es para eso.
Señaló que la nueva implementación de juzgar cambia de los procesos escritos de lo oscuro y oculto a lo público, a lo lúcido, a lo transparente, pero no está en manos de las personas encargadas de la prevención del delito el tema, sino en manos de los jueces.
Explicó que la labor de los jueces sigue siendo la misma que es la de juzgar con pruebas que sean aportadas en cada caso, pero cuando no disminuye, como está ocurriendo, el índice delictivo por el contrario aumenta los delitos, la inseguridad y con ello aumenta la incertidumbre, provocando que las personas comienzan a voltear hacia el sistema y también ciertas autoridades comienzan a culpar al sistema.
Señaló que el sistema está establecido en países de América Latina desde hace décadas como Argentina y es algo ordinario, por lo que el Poder Judicial recurrió a capacitadores de naciones como Chile, Salvador y Colombia que ya habían advertido que al inicio hay una reacción contraria.
Y señaló que con lo anterior, empieza a ser de sorpresa de interrogación sobre el sistema, donde comienzan dudas y proviene muchas veces el desencanto, y añadió que con el viejo sistema, nadie conocía al juez y nadie lo veía, nadie veía a los testigos y todo eso cambió drásticamente de modo radical, por eso ahora todo se hace en casa de cristal, delante del público.
Finalmente señaló que las pruebas que se aportan en cada uno de los casos, se reciben delante de todo mundo, donde todos escuchan lo que dicen los testigos y lo que dice el inculpado, de la víctima escuchan las razones y el juez resuelve de determinado modo, evitando los arreglos de bajo de la mesa.