Histomagia

Tere.

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Guanajuato es una ciudad que se caracteriza por las reuniones de amigos en diversos lugares o en casas particulares ya sea en fiestas familiares o en plena bohemia donde te reúnes para platicar, tomar una buena copa de vino y escuchar historias de la ciudad, de lo que les sucede y ha sucedido a muchos en esta antigua ciudad. Es un vicio que muchos tenemos y es donde a veces te das cuenta que aunque crees conocer toda la vida de alguien, sabes todo o casi todo de esa persona, como yo de mi amiga Tere a quien conozco desde hace casi 25 años. Lo digo porque la historia que me contó pareciera ser típica de la subida de muerto y aparición de un espectro, pero no, no es así.

oTere me cuenta que la casa en que vivió de niña es una casa muy antigua. Está ubicada en pleno Jardín del Cantador en una esquina que colinda directamente con Los Pastitos. En un tiempo fue fábrica de jabón por lo que su patio tiene un crisol de piedra, muy grande donde era la batea del producto que se producía en esa casa; me dice también que las ruedas de piedra existentes afuera de un hotel de por aquí, pertenecieron a esa fábrica, pues con ellas se molían los diversos ingredientes que constituían el jabón. Nunca supo cómo es que fueron a parar allí esas ruedas pertenecientes a su familia. En fin. El asunto es que ella  me narra que cuando era niña en el cuarto de hasta arriba espantaban,  y era donde ella y su hermana mayor dormían. Me dice que muchas veces ella y su hermana llegaron a ver a un fantasma, un hombre anciano que siempre se sentaba y acostaba en la cama de Tere y que incluso algunas veces se le subía ese muerto sólo a ella. Su hermana le relató que una vez ella vio cómo el fantasma estaba entre las dos camas individuales y, con extremo horror, observó cómo se subía en Tere. Paralizada por el miedo, su hermana no podía hacer nada, además eran unas niñas. Tere lo atribuye tal vez a la capacidad de conocer de estas cosas pues su abuela, con la que vivió casi toda su infancia, sabía de estos temas.

El tiempo pasó y ahora que ya están más grandes y con hijos, Tere me cuenta que una de esas tardes en que conversas en familia, sus hijas, para distraerse, tomaron su celular y se fueron fotografiando y filmando partes de esa enorme casa como para poder ver si algo o alguien no vivo habitaba ahí. Esa tarde regresaron a su casa en Marfil y Tere no le tomó mucha importancia a lo que hicieron sus hijas.

a-color-lg504-5Un año después, ella, viendo que había en el celular de su hija, observó que todavía tenía esas fotos guardadas. Tere le preguntó a su hija cómo es que no las había borrado, su hija le dijo que no importaba, que las dejara ahí. Mi amiga entonces se pone a observar las imágenes y videos de la casa en que estuvo  de niña. Lentamente pasa las imágenes y evoca sus recuerdos. De pronto observa que una de esas fotos tiene una marcada negrura, “seguro es porque la tomaron en ese cuarto donde se me aparecía ese señor” pensó. Pero la curiosidad la lleva a ver más de cerca y aplica el zoom a la imagen. Lo que descubrió la dejó estupefacta: entre la negrura, se alcanzaban ver sombras, haces de luz tenue que mostraba cómo es que en el muro de su cuarto de niña había rostros de demonios que gesticulaban caras horrorosas como en una seria manifestación de que ese lugar era suyo y que jamás o dejarían. Tere de inmediato evocó ese sentimiento de miedo y rápidamente instruyó a su hija a que borrara de su celular esa serie de fotografías que le hicieron ver, reconocer y saber entonces que el señor que ella veía de niña no era otra cosa sino la representación del mal que se alojaba en esa casa desde mucho antes de ser de su familia, que fue de, al parecer, personas que evocaban seres de bajo astral sin importarles la atemporalidad en que viven estos seres. Horrorizada me dice que desde ese día, cuando va a esa vieja casa familiar, nunca, pero nunca, sube a ese cuarto donde sabe que la espera ese ser que lo único que le ha dejado es el estilo de levantarse de la silla, apoyándose con sus brazos en la silla para mantener el equilibrio, igualito como le hacía ese ente al levantarse de su cama e irse y desaparecer ante sus ojos en ese muro, ahora lo sabe, demoníaco.

Yo me quedé atónita ante este relato, es uno de los más ricos y diversos en cuanto a la mezcla de hechos extranormales que posee. ¿Quieres conocer a mi amiga y que te cuente muchos más de lo que le ha sucedido en esa casa antigua? ven, lee y anda Guanajuato.