No cabe duda de que el principal éxito de los programas gubernamentales destinados a la política social, particularmente orientada a la atención de la población marginada en el sexenio anterior y en el actual, ha sido posicionar a dos funcionarios de bajo perfil del panismo para encarrilarlos en el camino por la gubernatura del estado.
La Secretaría de Desarrollo Social y Humano del estado se perfila así como la agencia de colocaciones más exitosa en Guanajuato.
El experimento fue triunfal, resultó, dio en el clavo, cuando en el sexenio de Juan Manuel Oliva era necesario poner en el candil a Miguel Márquez Márquez, un panista de años, pero que francamente no pintaba para el tamaño de la candidatura a la que aspiraban él y/o el grupo político que lo arropaba.
Desde el DIF estatal, o la Secretaría de la Gestión Pública –dependencias de las que fue titular además de ser secretario del comité estatal del PAN- a Márquez no le hubiera sido suficiente, no le alcanzaba para conseguir fogueo, perfil, baño de pueblo…y lo más importante, bonos públicos en una dependencia empleada para repartir apoyos a un amplio padrón de guanajuatenses: despensas, becas, apoyos para vivienda, láminas, recursos para organizaciones civiles, centros comunitarios y un políticamente muy valioso etcétera.
Con todo y que ya había sido presidente municipal y diputado local, el actual gobernador no fue un hombre de muchas luces (o que recibiera muchas, para que no se vea tan triste el panorama) sino hasta que comenzó a recorrer el estado de norte a sur y de cabo a rabo como titular de la Secretaría de Desarrollo Social y Humano, la SEDESHU, saludando de mano a habitantes de colonias y comunidades y hablando de lo mucho que desde el gobierno se hacía por los pobres en el estado.
Márquez Márquez fue uno antes de ser titular de la SEDESHU y otro después. Parco de palabras, de presentación tímida, hombre de campo como se sigue diciendo él; migrante (que entró a Estados Unidos con visa, ¿eh?) agarró las tablas que parecían faltarle para ofertarlo posteriormente como precandidato y luego candidato a gobernador.
Su triunfo electoral fue francamente fácil, frente a estas fuerzas opositoras en Guanajuato que en lugar de reacomodar fuerzas y recomponer escenarios internos, se hacen cachitos cada vez más pequeños en las luchas intestinas y el descrédito.
La encuesta que la empresa Mitofsky ha divulgado muy recientemente, confirma que el camino anterior es el correcto para subir a otro funcionario al tren de la contienda, por lo pronto de la panista, por la silla del Palacio de la Presa.
Otro bajo perfil ha conseguido en unos pocos meses ponerse al frente, por lo menos de esta encuesta, como figura candidateable en el Partido Acción Nacional, pero también como el más conocido de la lista, incluso por encima del senador Fernando Torres Graciano, también panista, por más que éste inundó de espectaculares con su fotota las carreteras y principales ciudades del estado recientemente, con el pretexto de su informe de actividades.
Ni así le alcanzó.
Diego Sinhué Rodríguez Vallejo trae la operación política en la familia. Su papá –de quien se supo que es funcionario estatal sin cubrir el perfil gracias a activistas por la transparencia- es un conocido y añejo activo encargado de mover gente dentro y fuera del panismo, en campañas internas y externas.
Su paso previo por la carrera pública y política fue similar a la de Márquez, con un par de saltos a la palestra en el Congreso local.
Hoy, la encuesta lo encumbra como el delantero, el más conocido, el puntero rumbo al 2018, para el que falta un año y cacho, pero pian, pianito.
Un Impulso para el secretario que ya quisieran tener muchos.
