Ecos de Mi Onda

La Historia de Rodriguez

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De las vicisitudes de la vida profesional como cantante de Sixto Rodriguez y su inimaginable éxito en Sudáfrica.

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El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse.

Winston Churchill

Iniciando el año nuevo recibí la visita de un primo muy estimado y llegando me ofreció un regalo, dos CDs de Rodriguez, así, sin acento –¿Y quién es Rodriguez?– Le pregunté con interés. En la plática me contó algunos detalles sobre este singular cantante y compositor estadounidense de ascendencia mexicana, que me parecieron sorprendentes. La plática se extendió por un buen rato y tras despedirnos me dispuse cómodamente a escuchar los CDs y a buscar información en la red, encontrando rápidamente en YouTube, el documental Searching for Sugar Man, que me había comentado mi primo y que para mayor sorpresa, me enteré que había ganado el Oscar de la Academia en el 2012.

Tal vez el objetivo del presente artículo se cumpliría sencillamente ofreciendo la liga, ya que después de haber visto este extraordinario documental, escribir acerca de Rodriguez resulta ciertamente una redundancia (https://www.youtube.com/watch?v=ApIT6ho2Pzo). Sin embargo es una historia peculiar digna de seguirse transmitiendo. El documental narra de manera notable la vida de un hombre que en un momento dado se dividió en dos esferas diametralmente opuestas, al mismo tiempo y en lugares separados por una distancia de más de 14 mil kilómetros: la realidad de un fracaso en una de las esferas y el desconocimiento del éxito abrumador en la otra, partiendo de una producción musical que sólo hasta la fecha, y a raíz del documental, ha empezado a ser reconocida como de alto nivel de calidad en todo el mundo.

Sixto Díaz Rodríguez, hijo de inmigrantes mexicanos y sexto hijo de la familia, nació el 10 de julio de 1942 y desde joven se paseaba por Detroit con su guitarra buscando abrirse paso como cantante y compositor, en una época pletórica de grandes estrellas del rock en sus diferentes variaciones, inspirándose tal vez, ya que no encontré datos sobre sus influencias, en la obra musical de Bob Dylan. Tampoco estoy enterado de sí tuvo alguna formación académica, si sus padres tenían antecedentes artísticos, o si fue completamente autodidacta. En realidad su vida sigue estando cubierta por un velo de misterio, que si no se hubiera descorrido, al menos en parte, por el documental Searching for Sugar Man, estaría ubicada en el nivel de mito o leyenda.

La vida le depara al ser humano destinos insospechados y en algunas ocasiones, muy escasas por cierto (o quién sabe) se va construyendo de tal manera, que si se escribiera una novela o un guión cinematográfico siguiendo literalmente la historia de una vida en particular, llegaría a considerarse como inverosímil, tanto, que nadie le daría crédito ni la compraría. La historia de Sixto Rodriguez es así y en ella hay rasgos complejos de emociones encontradas con respecto al destino, pero de grandeza humana por parte del protagonista y su postura ante la adversidad.

A finales de los años setenta, Sixto se ganó la oportunidad de cantar sus propias canciones en el bar The Sewer (La Cloaca), cerca del río Detroit. Ya había grabado dos sencillos sin lograr el éxito esperado, pero fueron suficientes como para que dos buscadores de talento lo fueran a buscar una noche brumosa, para que grabara en Sussex Records, filial de Buddah Records, encontrando a un tipo vestido de negro cantando sentado, de espaldas al público, en un ambiente enrarecido por espesa niebla y humo de cigarro. En ese extraño espacio, los sentimientos de Sixto fluían en letras poéticas que impactaban por la forma como abordaba temas de soledad, abandono, pobreza y marginación social de las enormes ciudades, acompañadas por acordes musicales de guitarra que resplandecían entre la bruma y que impactaron a los caza talentos, conduciéndolo de inmediato a los estudios para producir el primer disco LP de Rodriguez titulado Cold Fact, que contenía doce canciones, con letras sugestivas de corte social conjuntando pop rock, folk rock y rock psicodélico, encabezadas por el tema de 2 minutos y 25 segundos titulada Sugar Man. Era el año de 1970.

No obstante, a pesar de la calidad de la producción y de las expectativas de éxito, las ventas de Cold Fact fueron decepcionantes. Aun así, un año después Sussex Records editó un segundo LP producido por el experimentado Steve Rowland, titulado Coming From Reality, del mismo estilo que Cold Fact, con una decena de canciones excelentemente producidas, a las que el mismo Rowland auguraba un éxito seguro, lo que no ocurrió en absoluto. Lo tristemente anecdótico es que el disco incluía la canción Cause, que en la primera estrofa dice Cause I lost my job two weeks before Christmas, la cual resultó profética, ya que debido nuevamente al fracaso en las ventas Sixto fue despedido de Sussex Records precisamente en diciembre de ese mismo año ¿Cuántas veces se puede despertar en este libro de historietas y plantar flores?, dice la estrofa final de la canción

Desilusionado abandonó prácticamente su carrera artística, realizando al parecer sólo un par de giras por Australia, retirándose por completo en 1981. No tenía la mínima idea de que en Sudáfrica, país aislado del resto del mundo debido al sistema de segregación racial o Apartheid, impuesto y practicado oficialmente por las autoridades sudafricanas blancas, su nombre y su música alcanzaba niveles míticos, con resonancia comparada, sin exageraciones a la de grupos como los Rolling Stones.

En 1953 el radical Partido Nacionalista Afrikáner (sudafricanos descendientes de colonos holandeses) se hizo del gobierno, instaurando un régimen racista extremo, que mantenía una separación racial obligatoria y prohibía de facto las relaciones entre razas diferentes, en un país integrado por casi un 70% de personas de raza negra, 20% de blancos Afrikáner y británicos (la mayoría de la clase media urbana) y un 10% de otras razas, en particular indostanos. El sistema opresor era mantenido por la fuerza, siendo mal visto por la mayor parte de los países del mundo que rompieron relaciones diplomáticas con Sudáfrica, que fue expulsada de la mayoría de los organismos internacionales políticos, culturales, artísticos y deportivos, quedando aislada casi por completo hasta 1992, año en el que cayó ese sistema vergonzoso, después de años de lucha civil pacífica por parte de líderes como Desmond Tutu, Frederik de Klerk y principalmente Nelson Mandela.

Para evitar que se filtraran noticias foráneas que fomentaran disidencia entre la población blanca, el gobierno sudafricano controló el flujo de transmisiones de los medios de difusión entonces vigentes, lo cual incluía el control de la entrada de los discos de moda. Cold Fact entró de manera circunstancial y para los jóvenes blancos escuchar sobre un Sugar man cansado de las escenas cotidianas, que busca alejarse de las preocupaciones transportado en los sueños coloridos de una nave mágica de plata aligerada un tanto cuanto por aromas alucinantes, resultaba toda una transgresión. Y si al continuar escuchando el disco saltaban las letras de la canción Establishment Blues, con ideas reaccionarias como: Las autoridades esconden las estadísticas criminales; las mujeres del consejo titubean; las multitudes se irritan pero olvidan la fecha de los días de votación; el meteorólogo quejumbroso pronostica día soleado y comienza a llover; todo mundo protesta, todo mundo sugiere; los novios no se deciden… Pero tú no eres como el resto, los jóvenes encontraban a un rebelde que pensaba como ellos, que pensaba que el sistema apestaba y que era necesario rebelarse para tratar de expulsar sus demonios y así Rodriguez era la voz de una conciencia. Empezó la demanda de  discos, ellos daban por hecho que en Estados Unidos y en el resto del mundo Rodriguez era una súper estrella. Prohibida la difusión de sus canciones por la radio, los discos y casetes ilegales se esparcieron al grado de considerar que al menos en las en las ciudades importantes había uno en cada casa.

Con la caída del Apartheid en los noventa, la afición por Rodriguez no aminoró, por el contrario, sus discos ya editados de manera legal en Sudáfrica alcanzaron ventas de platino, generando regalías que fueron a parar a Sussex Records, pero de las cuales el cantante nunca recibió un solo centavo. Llegó el momento en el que los sudafricanos ya no tan jóvenes, pero que habían transmitido las aficiones a sus hijos se  preguntaron –Bueno ¿Y dónde está Rodriguez? ¿Quién es, cómo es?– Así comenzó una investigación casi policial, que encontró versiones escabrosas de que se había suicidado frente al público rociándose gasolina y encendiéndose, debido a que en el concierto lo habían abucheado. Se difundió la noticia de que había muerto, nadie sabía realmente cómo, pues nadie, ni en los mismos Estados Unidos, sabía sobre su paradero. Es así como surgió la idea de realizar un documental sobre un personaje extraño, que fue un fracasado en su patria y un ídolo en un país igualmente extraño ubicado a miles de kilómetros de distancia, sin tener siquiera una serie de fotos nítidas que lo identificaran y con la idea de que había muerto. Así surgió el proyecto del documental Searching for Sugar Man, del director sueco Malik Bendjelloul. Tras no obtener suficiente información en las pesquisas, Malik no tenía una idea clara de cómo cerrar el documental, pero de pronto el destino dio un giro inesperado cuando una hija de Sixto Rodríguez en California, leyó en las redes sociales sobre la historia de un misterioso cantante que había triunfado en Sudáfrica y que se creía que ya había fallecido. La joven buscó los datos del escritor y se comunicó para decirle que ella conocía muy bien al cantante, que era su papá y que no estaba muerto.

Malik Bendjelloul pudo tener frente a sí a Rodriguez y platicó muchas veces con él sobre los extraños caminos de la vida, de la enorme y desconocida popularidad que no había gozado y de la que pronto sería testigo. Fue invitado de inmediato a visitar Sudáfrica para presentarse ante sus admiradores, que en un principio también dudaron que esa historia fuera cierta y de que todo resultara un fraude. Tres cosas de esta emotiva historia me conmovieron. La serena actitud de Rodriguez, quien al reconocer que su carrera artística había fracasado le dio la vuelta a la página y llevó la vida de un ciudadano trabajador, sin la carga del peso de las frustraciones. El desapego del mundo material en el que tampoco dio importancia exagerada a las estafas de que fue objeto por parte de Sussex Records. La pasmosa tranquilidad con la que apareció ante sus fervientes admiradores sudafricanos, presentación en la que tras una muy larga y sentida ovación comenzó a cantar rasgando su guitarra. Al reconocer la voz, la audiencia emocionada vibró y empezó a cantar a coro, línea por línea sus canciones, todo como si Rodriguez, vestido de negro y con más de setenta años, siempre hubiera sido un rock star.