Histomagia

Inseparable

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La socialización con los muertos es más común de lo que crees.

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Guanajuato es una ciudad que tiene muchas historias con elementos inexplicables que hacen que la vida en este lugar sea distinta a lo que pueda vivirse en cualquier parte del mundo.  Convivir aquí es reconocer y saber que los otros han vivido historias de fantasmas, seres angelicales o incluso espectros y demonios que encuentran, de algún modo, la manera de anclarse a esta dimensión ya sea por maldad, para cuidar a alguien, o porque no los dejamos ir. Sabemos que la socialización es entre personas vivas, pero –créanme- aquí en Guanajuato hay excepciones.

Hugo, un amigo mío, me cuenta que su amiga Clara en verdad tiene un círculo social que sólo se reduce a su hermana, pero lo que hace interesante esta historia es lo que sucedía entre ellas y, al parecer, desde siempre. Sabemos que es esencial para una correcta socialización preservar la propia personalidad y aún la identidad, pero en este caso,  su amiga dependía totalmente de su hermana, tanto así que incluso descuidada su propia salud en aras de que su familiar estuviera cómoda donde estuviera.

Me dice Hugo que Clara siempre hablaba de su hermana con un amor infinito e incluso le decía que siempre, a donde fuera, ella la acompañaba, sin embargo , Hugo siempre la veía sola, por lo que un día se atrevió a preguntarle. Entonces su amiga le platicó la historia de ellas. Le dijo que desde niñas habían estado unidas, en las buenas y en las malas y que ella, como hermana menor, siempre cedía ante los impulsos y caprichos de su hermana quien, rebosante de salud, a diferencia de Clara que era muy enfermiza, hacía lo que fuera para sobresalir. “Así fue durante toda su vida”, le dijo.

Mi amigo, atento a la historia, sólo observaba cómo Clara, de vez en vez, pausaba su relato y miraba muy atenta, con la mirada perdida, hacia la ventana, como esperando que alguien le dieran el permiso para seguir su relato. Clara bajó la mirada, siguió, y entonces le contó que su hermana era lo mejor del mundo, porque le había permitido vivir por medio de ella una vida de aventuras que no era suya, por ello, y para mantenerla cerca, contenta y en agradecimiento hacía lo que ella le dijera. Clara, aun estando casada, se volcaba en atenciones a su abusiva hermana, al grado de que le daba todo su sueldo, además se endeudó hasta más no poder (por ella) y se divorció de su esposo para demostrarle a su hermana que nunca la dejaría sola, porque estar con ella era estar con alguien y sólo eso la hacía feliz.

En este punto Clara lloraba, por lo que Hugo se acercó a abrazarla, pero ella lo rechazó diciéndole que no, que respetara la presencia de su hermana que acababa de llegar, y en el colmo del terror, le suplicó que no le contara lo que estaba narrando porque cuando se enojaba la hacía sentir muy culpable y mal de haber hecho algo malo. Hugo al escuchar que la puerta de la calle se abría, sintió un gélido viento que le heló la sangre, y volteó para por fin conocer a la hermana, pero cuál fue su sorpresa que no vio a nadie, la sala estaba sola, no entró nadie.  Desconcertado vio cómo Clara se acercaba a la entrada de la casa, pero lo impactante fue ver que Clara se acercaba a un alguien invisible, pidiendo perdón y presentándole a su amigo, diciendo que en verdad era sólo un amigo y que ya estaba por irse. Hugo sin entender, sólo atinó a retroceder al verla hablar sola y explicar a la nada el porqué de su presencia en la casa. Fue entonces que comprendió la frase dicha por Clara: “así fue durante toda su vida…” y cayó en la cuenta de que la hermana ya estaba muerta desde hacía muchos años, pero era quien todavía  le dictaba a Clara qué hacer con su vida. Hugo salió de esa casa para no volver más.

Recientemente se la encontró por la calle, y la vio muy delgada, con las manos enjutas, y su rostro demacrado, como si hubieran pasado muchos años; quiso saludarla, pero vio esa mirada perdida que busca de alguien en la nada. Lo más escalofriante es que por un segundo sus miradas se cruzaron, pero ella no lo miraba, seguía perdida en su hermana.

Tal vez al visitarnos puedas ver a Clara por la calle subterránea o por los túneles de la ciudad, de esta ciudad mágica que hace que los seres espirituales se queden a vigilar a los vivos. Atrévete. Ven, lee y anda Guanajuato.