Histomagia

Mi mayor protección

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De cómo el amor de los padres es la mejor protección contra los seres de oscuridad.

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Guanajuato posee una riqueza arquitectónica que deslumbra a cualquiera que venga a visitarlo, esta ciudad tradicionalmente se asocia a una vida nocturna muy activa, donde bares, restaurantes y cafés cierran hasta tarde para poder darles una mayor atención a los visitantes. Un amigo mío me contó la aventura sobrenatural que vivió una de esas tantas madrugadas en que llegó  a su casa, a eso de las tres de la mañana que, dicen los que saben, es la hora de los de cuernos, de los de ahí abajo, es el momento en que ellos saben de las necesidades de placer y beber de los noctámbulos.

Y sí, mi alumno me dijo que esa extraña aventura le sucedió en su casa. Esa madrugada llegó tan cansado que decidió ir directo a su cuarto, sin avisarle a sus padres que ya había llegado; de hecho dice que sí pensó en decirles, pero como estaba un poco mareado por las bebidas espirituosas que había tomado, se perdió en su celular y no supo cuánto tiempo transcurrió. Afuera sólo se escuchaba el correr del viento y de las hojas de los árboles que golpeteaban las ventanas, y, muy lejos, se oían ladridos de perros provenientes de alguno de los cerros que conforman esta misteriosa ciudad. Absorto estaba en la información de su teléfono, que en el silencio de la noche no sintió cómo es que alguien se acercaba a su cuarto, solamente, de repente, le tocaron muy fuerte, tres veces, en la puerta de su habitación, se sobresaltó y tiró su celular, sorprendido volteó rápidamente esperando que la abrieran y… nada ni nadie. Se quedó un momento a la expectativa, como esperando que fueran sus padres, y fue entones que sintió un cambio drástico en la temperatura al grado de que podía ver el vaho que salía de su respiración al estar boquiabierto. Asustadísimo, se hace el valiente y decide pararse enseguida para salir de dudas y ver quién estaba detrás de esa puerta. Se acerca lentamente con un miedo horrible, toma la manija, la gira y abre la puerta, pero no había nadie. Por un instante respira aliviado, pero repentinamente oye cómo es que el pasamanos de metal de las escaleras que suben a su cuarto, vibra y retumba, como si algo estuviera subiendo, pese a que había poca luz, no ve a nadie. Horrorizado y entrado en pánico, corre estrepitosamente a la recámara de sus padres buscando auxilio, al bajar las escaleras siente cómo lo impacta y traspasa una ráfaga helada que podría jurar entró por su pecho y salió por su espalda, desesperado, intenta no caer para poder llegar a su anhelado destino que cada vez se le hace más difícil de alcanzar. Cuando por fin llega, gira la perilla y no se abre, golpea con fuerza la puerta, e implora a sus padres que le abran, que lo salven de “eso” que está en la casa, pero ellos estan profundamente dormidos. Sus gritos se hacen más fuetes al sentir cómo se acerca ese frío a su espalda, y por fin, la puerta se abre sola y ve a sus padres en la cama acostados, inmóviles, se acerca y  los despierta, los abraza con desesperación. Y es entonces cuando el frío se deja de sentir, la noche vuelve a su normalidad. Ya más calmado les cuenta su experiencia, ellos lo consuelan con su infinito amor y es cuando se entera del verdadero poder que lo protege de todos esos seres que conviven con nosotros en esta ciudad. ¿Quieres comprobar el poder del amor paternal? Ven, lee y anda Guanajuato.