Histomagia

Cristiana sepultura

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Iluminado por la tenue luz del candil en su mano, llegó hasta el sótano y ahí vio a un hombre de pie, en el centro del lugar, mirándolo fijamente con desesperación como si le quisiera hablar, decirle algo.

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Guanajuato es una ciudad de transformaciones. No todo lo que existe ahora en cuestión arquitectónica existía antes, pese a ser una ciudad colonial en tanto estilo, aquí siempre ha sido un lugar de encanto, pues desde su subterránea hasta sus edificios icónicos albergan historias escalofriantes.

Me cuenta Paola, una alumna mía, que su bisabuela fue una de las que perdió su casa cuando las autoridades dispusieron situar el Teatro Principal, ahí, en plena calle de Cantarranas estaba la casa de su bisabuela; era en los tiempos en que las luces las prendía el sereno, el vigía, porque la luz eléctrica escaseaba.

Foto cortesía del Ingeniero Zárate.

Me dice Paola que una noche en que sus bisabuelos ya estaban por dormirse, escucharon ruidos en el desván; sin pensarlo su bisabuelo bajó las escaleras para ver quién era, para ver si alguien se había metido a la casa y quisiera robarlos, no lo iba a permitir.

Iluminado por la tenue luz del candil en su mano, llegó hasta el sótano y ahí vio a un hombre de pie, en el centro del lugar, mirándolo fijamente con desesperación como si le quisiera hablar, decirle algo. De tanto miedo, su bisabuelo al instante cerró los ojos y meneó la cabeza, negando lo que había visto, no podía creer lo que presenciaba; pese al terror decidió abrirlos y ahí ya no estaba nadie, el hombre que había visto se había ido, se esfumó en las sombras de la noche con la tintineante luz del candil. Con prisa subió las escaleras y le contó a su esposa lo vivido. Con el horror reflejado en su rostro, ella le dice que no es la primera vez que ese fantasma se aparece, que siempre en el transcurso del día vaga por la casa como si el lugar fuera de él. Ante tal noticia, ambos saben que la situación no puede seguir así, y deciden que la próxima vez va a escarbar en donde vea de pie al hombre, estaba seguro que le quería decir que ahí había algo, de seguro dinero, pensó. Esa noche decide esperarlo.

Y así pasó, se escucharon los ruidos de todas las madrugadas, su bisabuelo se levantó de inmediato, y se fue corriendo al desván, su esposa siguiéndolo detrás, y vio otra vez esa figura que pedía ayuda; se le fue acercando poco a poco como haciendo confianza, y cuando ya iba tenerlo frente a él, cara a cara, el espectro se esfumó metiéndose en el suelo, en el preciso lugar en que se le veía de pie. De inmediato, el bisabuelo de Paola se dispuso a desenterrar lo que había ahí, y palada por palada fue que sintió que topó con algo, lo movió y era una vasija; así fue descubriendo monedas de oro, ollitas, objetos varios que rodeaban en una especie de extraño ritual el esqueleto de un ser humano. Su bisabuela se quedó muda, estupefacta, no podía creer lo que veían, ahí se dieron cuenta que el espectro aquél pedía ser enterrado en lugar santo, sin pensarlo se pusieron a rezar, decidieron sacar ese cuerpo, darle cristiana sepultura. Y así lo hicieron.

Desde ese día, la casa estuvo quieta por un tiempo, luego tuvieron que desalojar y dejar el lugar para el Teatro Principal.

Actualmente dicen los actores, tramoyistas, veladores, que cada noche se aparece un hombre en el centro del escenario, con cara desencajada, como si su sufrimiento fuera eterno, los mira como pidiendo algo…

Hasta el día de hoy sólo lo ven, nadie se le acerca, nadie le ha hecho caso, ¿quieres verlo esta noche en el Teatro Principal? ¿quieres ayudarlo a darle cristiana sepultura? ven, lee y anda Guanajuato.