Histomagia

El ventanal

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Óscar retrocedió pues el sentir esa mirada fría en su persona, lo hizo sentirse ajeno a sí mismo, pensó de inmediato que esto no era posible porque los ojos deben de pertenecer a alguien o a algo…

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Estar en Guanajuato nos hace sentir el frío de la sierra que está ubicada a cuatro kilómetros de la ciudad y que surte a la capital de agua y la protege de los vientos desatados que a veces hacen que todos los habitantes se queden en sus casas para poder guardar el calor que hace tanta falta, como hoy, que está cayendo aguanieve. Este clima nublado y frío en verdad es un excelente escenario para la historia que me ha contado mi amigo Óscar que vive en Valenciana, arriba, aún más cerca de la Sierra de Santa Rosa. Cómo él vive allá, me ha dicho que es muy común estar súper abrigado casi todo el tiempo, de hecho, cuando bajas a la ciudad, sientes que hace calor, de tan helada que es la atmósfera en Valenciana.

Pues bien, Óscar me ha contado cómo es que una de estas noches en que estaba solo, leyendo en su casa que tiene un ventanal hacia el cerro donde se ve plenamente el Templo de la comunidad, observó a lo lejos unas pequeñas luces amarillas que le llamaron la atención de inmediato, él pensó que eran luciérnagas, o algunas de las luces de cohetes de bengala que en estas fechas próximas a la navidad lanzan los niños en las calles, y dejó de mirarlas para poder concentrarse en su lectura; de repente sintió que algo lo veía, levantó de inmediato la mirada pensando que sus padres ya habían regresado de Guanajuato, y nadie, no estaba nadie, miró hacia el ventanal y vio cómo esas luces amarillas ya estaban ahí afuera, arriba de la barda limítrofe se su propiedad, sorprendido, ahora sí esas luces ya tenían su completa atención, decidió no quitarles la vista de encima y esperó. Pensó que si la distancia recorrida desde que las había visto era tanta, ¿cómo es que ya estaban tan cerca de su casa? Intentaba hacer el cálculo, cuando de pronto llegó una ráfaga de viento helado que azotó las ramas de un pequeño árbol que estaba junto al ventanal, el ruido lo hizo salir de sus cavilaciones aritméticas que cuando miró hacia afuera las luces ya no eran luces, eran unos grandes ojos amarillos que flotaban y lo miraban fijamente. Óscar retrocedió pues el sentir esa mirada fría en su persona, lo hizo sentirse ajeno a sí mismo, pensó de inmediato que esto no era posible porque los ojos deben de pertenecer a alguien o a algo. Simultáneamente a sus pensamientos los ojos ya no sólo eran ojos de apoco se fue formando a su alrededor un cuerpo volátil, un cuerpo etéreo como sombra del que iban saliendo unos brazos que intentaron atraparlo, pero no pudieron porque Óscar ya estaba separado del ventanal, el ente no vaciló y cruzó la ventana como si los vidrios no existieran, los ojos amarillos seguían a su presa, mi amigo horrorizado intentó escapar pero no pudo, bajó la vista y vio como el ente se desplazada y quedaban en el suelo gotitas de rocío, agua que salía de ese ser horrible, sintió cómo esos brazos lo llevaron hacia el monstruo mirada con mirada y dice haber visto dentro de esos ojos el universo entero que lo llamaba a pertenecer a él.  Débil, asustado y ya resignado a su muerte, Óscar me cuenta que no opuso resistencia, el frío y el viento azotaban el ventanal con fuerza, la naturaleza había enloquecido, no quedaba nada afuera más que caos. Mi amigo cerró sus ojos, listo para el fin. De repente, escuchó la puerta abrirse, abrió sus ojos llorosos y vio que estaba solo, miró hacia el ventanal y jura haber visto que esos ojos amarillos, se escondieron detrás de un pirul que vive en su casa. Escuchó la voz de sus padres y volteó a verlos, su mamá le dijo que porqué estaba mojado, que fuera a cambiarse de ropa porque se iba a enfermar, Óscar la abrazó refugiándose en ella, su mamá, extrañada, le acarició el pelo y le dijo, ven, te prepararé el baño. Subieron las escaleras, él ya quería olvidar lo que le pasó, pero eso, me dijo, es inolvidable.

No sé qué haya sido ese ser que asustó a mi amigo, pero lo que sí creo es que los seres naturales a veces se transforman en algo visible para nosotros, las energías están por ahí y se presentan de muchísimas maneras, ¿quieres conocerlas? Ven, lee y anda Guanajuato.